Por José Gilberto Valdés
(Tomada de www.centroche.co.cu) |
La tradición popular tuvo su génesis en el año 1960, cuando el comandante amigo “Che” tuvo la idea de llevar a su pequeña hija hasta el muro del Malecón habanero, para juntos arrojar una flor, como homenaje a su inseparable hermano de lucha.
En el fragor del combate se forjó la estrecha amistad entre Ernesto “Che” Guevara, nacido en la Argentina, y nuestro compatriota Camilo Cienfuegos: expedicionarios del yate Granma, el 2 diciembre de 1956, guerrilleros de heroicas hazañas en la Sierra Maestra y el llano, hasta el triunfo del Ejército Rebelde, el 1 de enero de 1959.
El argentino destaca el carácter del cubano, quien era campechano, bromista, a veces temperamental, impetuoso, honesto, franco y sabio, compañero de todos.
El Che recuerda el nacimiento del sentimiento de hermano de lucha, luego del primer revés del grupo revolucionario, días después del desembarco, en un lugar curiosamente conocido por “Alegría de Pío”. Tras la dispersión de los combatientes, en un momento para reponer las fuerzas físicas, Camilo compartió con él la única lata de leche que poseía.
Hay que subrayar la “ley del guerrillero” sobre los bienes personales, entre ellos, dos o tres latas de conserva…Si alguno extravía sus propiedades tiene que arreglárselas como pueda. Camilo obvió ese estatuto a la vez que sostuvieron una extensa conversación.
También destacó en su libro “La guerra de guerrillas” que era el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel… Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo que se imponía por esa guerra con el colorido que sabía hacer…En otra ocasión dijo en un discurso que al terminar la guerra era el más brillante de todos los guerrilleros.
Para los camagüeyanos, en la región centro oriental de la Isla, recordar a Camilo tiene una connotación especial. El 21 de octubre de 1959, junto al hombre de las “mil hazañas” y el Comandante en Jefe Fidel Castro, una oleada de pueblo se lanzó a la calle para detener a la intentona contrarrevolucionaria del mando militar de la provincia.
Siete días después, desde el aeropuerto de la ciudad de Camagüey, Camilo viajaba en una avioneta con destino La Habana, pero en realidad emprendió un vuelo hacia la eternidad.
Recordamos a Camilo con el honor que merecemos los que somos consecuentes y luchamos por nuestras ideas.
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