Por José Gilberto Valdés
Desde mi butaca, en la centro oriental ciudad de Camagüey, aprecié por la televisión los continuos reportes desde el Palacio de las Convenciones, en la Habana, acerca de las intensas sesiones del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, en estos días victoriosos de abril que se reiteran en la historia patria.
Replicada igualmente fue la pregunta individual –a veces compartida con otras personas allegadas– ¿Por qué no quiero otro partido?
Desde mi butaca, en la centro oriental ciudad de Camagüey, aprecié por la televisión los continuos reportes desde el Palacio de las Convenciones, en la Habana, acerca de las intensas sesiones del Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba, en estos días victoriosos de abril que se reiteran en la historia patria.
Replicada igualmente fue la pregunta individual –a veces compartida con otras personas allegadas– ¿Por qué no quiero otro partido?