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jueves, 15 de marzo de 2012

El 15 marzo 1878, un hito en el camino de la formación de la nacionalidad cubana.

Por José Gilberto Valdés

Más de nueve años de lucha habían transcurrido en aras de la independencia de España. En el lugar conocido como Mangos de Baraguá, en la región oriental de la isla, se reúne el Mayor General Antonio Maceo y Grajales con el capitán general español Arsenio Martínez Campos para discutir el contenido del Pacto de Zanjón, fruto del incontrolable caudillismo, y la falta de disciplina de algunos representantes de las filas insurrectas.

No se garantizaba la emancipación de Cuba ni la abolición de la esclavitud, principales ideales de hombres y mujeres que forjaban el sentido de pertenencia a la tierra, el sentimiento del criollo, mezcla de culturas aborigen, española y africana, totalmente ajena a la manera de pensar en la península ibérica.

Ese acontecimiento se le recuerda como la Protesta de Baraguá.

Algunos autores refieren antecedentes en identidad del criollo con la defensa de la villa de Guanabacoa, dirigida por Pepe Antonio frente a la toma de La Habana por los ingleses en el año 1762.

Sin embargo, más de un siglo y medio antes, los bayameses tomaron las armas para defender, ante las autoridades españolas, su derecho de subsistencia a través del comercio de contrabando. También hay que tener en cuenta las sublevaciones de los vegueros frente al control de la compraventa del tabaco por España.


En la formación de un pensamiento independentista, es obligada la referencia al ideario revolucionario del sacerdote católico Félix Varela (1788-1853), quien enseñó un rumbo propio al cubano.

El 10 de octubre de 1868, el bayamés Carlos Manuel de Céspedes cambia la marcha de de la historia al iniciar la Guerra de los Diez Años que constituyó el crisol de nuestra nacionalidad. Posteriormente, José Martí predicó y organizó en la “guerra necesaria y justa” en la continuidad de la lucha independentista que fue secuestrada en 1898, por la intervención de los Estados Unidos de América.

En este 15 de marzo de 2012, los cubanos disfrutamos la nación soberana que gestaron aquellos precursores. Por tal razón, es válido reiterar las palabras de Fidel acerca de la Protesta de Baraguá: “(...) llegó a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre el espíritu patriótico de nuestro pueblo; y que las banderas de la patria y de la revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social, fueron colocados en su sitial más alto.”

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