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martes, 27 de septiembre de 2011

CASO DE FAMILIA

Por José Gilberto Valdés
josegvaldes@gmail.com

En las indagaciones acerca del talk- show, para motivar un debate entre los alumnos de un taller de audiovisuales, un profesor revisó uno de los programas Caso de Familia, enfocado para el público latino a través de televisora Univisión, en los Estados Unidos de América.
A simple vista, apreció que era un programa de bajo presupuesto, montado en la línea de la espectacularidad que tanto corrompe actualmente a la televisión en el mundo. En artículos de estudiosos del tema, que el docente consultó en INTERNET, se llegan a la conclusión que esos espacios están dirigidos a satisfacer el deseo morboso de alguna teleaudiencia por las historias cotidianas ¿? de sus congéneres.
El programa analizado era acerca de una muchacha que se presenta para buscar solución a las discusiones en el seno familiar. Durante años sus padres habían ahorrado un total 60 mil dólares, a costa de sacrificios extraordinarios, para los estudios universitarios. De una manera que no es necesario explicar, el padre dilapidó el monto economizado y de hecho las esperanzas de la joven latina.
Es en ese momento, en que el profesor recapacitó en que para los cubanos de la Isla son distintas, contrastantes, las incertidumbres en torno al capital necesario para estudios universitarios.
¿Cuánto dinero necesita cualquiera de sus alumnos para concluir la carrera de periodista?
¿Cuánto fondos necesitó el mismo para ser, además de profesor, un profesional de la prensa?
¿Cómo pudo costear el profesor los estudios superiores de sus dos hijos?
La respuesta puede ser sencilla y a la vez compleja: El Estado revolucionario garantiza a todos los ciudadanos -sin distinción racial o credo- la matrícula TOTALMENTE GRATUITA en 67 instituciones de la enseñanza superior.
Todos los cubanos de la Isla tienen el derecho de asistir a las aulas universitarias –más de 300 mil lo hacen en el presente curso—disponer, además, de laboratorios y áreas de prácticas equipadas con modernas tecnologías, contar con un claustro de profesores de excelencia, recibir los mejores y actualizados textos y todo el material escolar necesario. Muchos tienen, además, asegurado su lugar en las residencias universitarias, sin necesidad de erogar un peso.
La mano solidaria del Gobierno Cubano también se extiende a más decenas de miles de becados extranjeros.
Cuando se sacan las cuentas, las carreras de humanidades resultan las menos costosas para las arcas del Estado, sin embargo, formar a un ingeniero agrónomo, uno de los profesionales que más necesita el país, la sumatoria de gastos asciende a más de 26 mil pesos.
En Cuba los “casos de familia” relacionados con la educación superior de unos de sus integrantes se resumen en la exigencia por el estudio en la etapa de bachillerato –preparatoria- y alcanzar buenas calificaciones en los exámenes de ingreso y obtener una plaza. La Universidad se encargará entonces de formar un profesional competente y comprometido con la Revolución.
Esas cosas suceden en la Mayor de las Antillas, en tanto continúan las protestas estudiantiles en países como Chile, Puerto Rico y España en contra de políticas que limitan los ingresos y derechos en las universidades.
A pesar de ser una nación bloqueada económicamente durante medio siglo por los Estados Unidos, desde el año 1959, cuando triunfó la Revolución Cubana, se multiplicaron las aulas en las cuales se han graduado hasta la fecha más de un millón 80 mil hombres y mujeres, uno de cada diez habitantes pertenecientes a una sociedad que, cierto, no es perfecta, pero si perfectible.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Libertad supervisada y fanatismo


Coincido con el correo electrónico remitido por el colega Edel Quintana Lugo, la libertad supervisada de René González , uno de los cinco antiterroristas cubanos, no significa un acto de buena voluntad del gobierno de los Estados Unidos.

El próximo 7 de octubre René saldrá de las mazmorras norteamericanas, a donde ha sido confinado injustamente durante 13 años.

El hecho de que René González quede en libertad representa para la administración Barack Obama un reto. En estas condiciones, tres años deberá permanecer René en territorio norteamericano, con todos los peligros que entraña para su vida.

Este patriota cubano podría ser víctima del fanatismo de la contrarrevolución, esa misma que ha controlado y manipulado todo el proceso judicial de René, junto a sus compañeros Antonio Guerrero Rodríguez, Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino, y Fernando González, quienes marcharon a Miami, para buscar información sobre las operaciones de grupos promotores y ejecutantes de agresiones contra Cuba.

No podemos desmayar en el reclamo internacional, por la vida y seguridad de René, alertas para que la vida de este patriota cubano no corra peligro cuando sea puesto en libertad y tenga que permanecer en las entrañas del monstruo, rodeado de los enemigos más furibundos de la Revolución cubana.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Mi nieto se llama Gerardo Antonio

Por José Gilberto Valdés

Me siento tan orgulloso del más pequeño de mis descendientes como cualquier abuelo del mundo. Tengo en realidad cuatro nietos, dos varones de mi hijo, enfermero del Servicio de Urgencias Médicas que cumple misión en Venezuela, y dos hembras de mi hija, quien es editora de la página Web del periódico provincial ADELANTE (Camagüey, Cuba, 1959), donde precisamente yo comencé mi vida como profesional de la prensa a finales del año 1970.

Desde hace algún tiempo, tengo pendiente escribir una reflexión en torno al nombre compuesto de ese niño de seis años. La cuestión es sencilla, pero profunda en el pensamiento humano y solidario que caracteriza a los cubanos.

Puede uno de nosotros ir a cualquier país a brindar la gota de sangre.
Puede nuestro sudor empapar, desinteresadamente, la obra en remotos lugares del mundo.
Puede, igualmente, un profesional curar un enfermo allende a los mares.
Puede también, allá, un maestro enseñar a leer y escribir.

Puede, sin embargo, trascender la historia común de un joven matrimonio que al inscribir a su hijo en el libro de nacimientos, asientan con callado orgullo: Gerardo Antonio.

¿Por qué?

Habían pensado en Gerardo Hernández Nordelo y en Antonio Guerrero Rodríguez, dos de los cinco patriotas cubanos que siendo jóvenes fueron encerrados injustamente en cárceles de los Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, en septiembre del año 1998. Ambos han permanecido alejados de sus familias con decoro, honor y valores revolucionarios, junto a sus compañeros Ramón Labañino, René González y Fernando González.

Para los padres de mi nieto es una manera de rendir homenaje a esos compatriotas que marcharon a las entrañas de Miami, para buscar información sobre las operaciones de grupos terroristas promotores y ejecutantes de agresiones contra Cuba.

El 12 de septiembre de 2011, Antonio recordó en versos los violentos momentos de su arresto y la invitación a la traición.

En una celda gris, como una fosa,

terminó todo aquello.

Y fue el instante

en que echó a andar el largo y cruel encierro.

Cuando se cumple un día más de la injusta prisión, pienso en el por qué el niño se llama Gerardo Antonio.