Por José Gilberto Valdés
Anoche,
en las astas del Monte de las Banderas, frente a la Oficina de Intereses de
Estados Unidos, en La Habana, se izaron estandartes de color negro.
Generaciones de cubanos se reunieron en solemne ceremonia para esperar el 6 de
octubre, Día de las Víctimas del Terrorismo.
Un documento desclasificado del FBI confirma que Posada y Bosch fueron los que desarrollaron la bomba del avión... |
El
tiempo no cura el dolor por la pérdida violenta de la vida de más de tres mil
500 compatriotas en el transcurso de medio siglo de Revolución. Ese es el cruel
saldo que ha tenido que pagar de pueblo durante cinco décadas por enfrentarse
como el justo David al poderoso Goliat del norte imperial.
Pocos
países en el mundo dedican un día del año para recordar a los inocentes muertos
por maquinaciones de mentes enfermizas y sedientas de sangre contra objetivos
civiles como en Argentina, Colombia y España.
En
Cuba se establece esta fecha en homenaje a los 57 cubanos, 11 ciudadanos guyaneses y cinco coreanos, quienes perdieron la vida en momentos de agonía y
desesperación, a causa de un sabotaje
contra una nave de la compañía civil Cubana de Aviación, el 6 de octubre de 1976, poco
minutos después de partir desde la isla de Barbados con destino a la Mayor de
las Antillas.
Probada
ha sido la responsabilidad como planificadores de la siniestra operación de los
contrarrevolucionarios cubanos Orlando Bosch -fallecido el pasado año- y Luis
Posada Carriles, quien reside impunemente en los Estados Unidos de América.
Si,
ese mismo criminal está cobijado a la sombra del Gobierno norteamericano que se
declara paladín de la lucha contra el terrorismo, al tiempo que comete la
torpeza de incluir a Cuba entre los países patrocinadores de ese flagelo criminal, y de esa manera “justificar” el
férreo bloqueo económico contra la nación antillana.
La
política de doble rasero en USA, sin
embargo, oculta la injusticia cometida desde
hace 14 años contra cinco cubanos que se dedicaban a monitorear las
acciones contrarrevolucionarias de la mafia cubana-americana residente en Miami.
El recuerdo de víctimas del
vuelo 455, saboteado hace TREINTA Y SEIS años, estremece nuevamente el corazón
de los cubanos, quienes sostienen el compromiso de defender a toda costa las
conquistas de la Revolución.
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