Por José Gilberto Valdés
Emotivo, cargado de valores humanos y profunda relación
familiar, resulta el diálogo que telefónicamente sostuvieron un grupo de
periodistas del diario Juventud Rebelde con Alejandro Báez, el hijo del doctor Félix Báez
Sarría, especialista en Medicina Interna, miembro de la Brigada del Contingente
Internacional Henry Reeve diagnosticado con Ébola.
Como a todos en la Isla y allende a los mares trascendió el conmovedor
mensaje del joven de 18 años de edad primero en las redes sociales y reiterado,
posteriormente, por los medios de
comunicación de mayor alcance. Junto a las palabras de agradecimiento por la esmerada
atención a su papá, hay una frase final Papá:
sé fuerte, todo va a estar bien, aquí está toda Cuba esperando por ti, que
resume el sentir de todo un pueblo por sus trabajadores de la salud valientes, abnegados.
Los colegas del diario de la juventud cubana subrayan:
“Se leen estas caricias arrancadas del alma de un hijo lejano. Se leen y
uno no puede evitar sentirse en su lugar (…) Sus letras delatan que Félix es
más que un médico valiente, porque logra también que su hijo escriba en una
situación tan difícil para toda Cuba, con ese sentir que solo muestra el amor y
la educación de su padre.”
(…)
“Alejandro, quien nos
reveló que tiene 18 años y estudia el segundo año de la carrera de Medicina, en
la que sueña hacerse cirujano, nos confesó que su padre siempre le ha enseñado
a hacer las cosas bien, lo mejor posible todo, y a querer y entregarse a los
demás, de lo cual es una prueba la decisión de su carrera profesional.
La familia fue
informada antes de publicarse la nota de la situación de Félix, y es informada
regularmente sobre su evolución, por lo que tienen la certeza de que está
siendo bien atendido.
Si algo da aliento a
la familia en esta situación es el cariño del que se sienten rodeados, tanto
por los vecinos del barrio como por los compañeros de estudio de Alejandro. Me
dicen que esté tranquilo, que podemos contar con ellos para cualquier necesidad”.
Apuntan los autores de la entrevista publicada en Juventud
Rebelde que padre e hijo se comunicaban diariamente por correo electrónico. Alejandro le ponía al
tanto de la marcha de sus estudios, mientras su papá contaba los pormenores de la
labor de la brigada médica cubana en Sierra Leona que «hacía todo según lo que
debía hacerse».
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