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viernes, 10 de octubre de 2014

“CUBA NO SÓLO TIENE QUE SER LIBRE, SINO QUE NO PUEDE YA VOLVER A SER ESCLAVA”


Por José Gilberto Valdés
Ciento cuarenta y seis octubres han trascurrido en Cuba desde que esta afirmación de Carlos Manuel de Céspedes removiera los cimientos del colonialismo español y brindara a los blancos criollos, negros y mulatos libres o esclavos la opción de conquistar a plomo y fuego las ideas emancipadoras que recorrían de punta a cabo la Mayor de las Antillas.
Aquel sábado 10 de octubre de 1868, se escuchó diferente el llamado de la campana del ingenio azucarero “La Demajagua”, junto a ricos cañaverales desde donde se contemplaba el Golfo de Guacanayabo, en el oriente de la Isla. Una veintena de hombres y mujeres negros salieron del barracón. Con pausado andar  se dirigen al centro del batey y se unieron a más de 500 hacendados, campesinos  y antiguos esclavos que,  a caballo y a pie, habían acudido al batey.
Lo que sucede esa mañana no es un acontecimiento coyuntural.


Desde hacía años, los hombres de la tierra habían emprendido el camino tortuoso hacia la  independencia del férreo yugo español y fraguar la nación cubana. La historia de la Isla ya era una sucesión de sublevaciones que reclamaban remedios para sus males económicos, exigían derechos civiles, políticos y religiosos.
Allende a los mares también por esos años se registran antecedentes favorables para el inicio de la guerra independentista cubana, como el derrocamiento en España de Isabel II; el Grito de Lares en Puerto Rico; el rechazo a flotas navales ibéricas en Chile y Perú; la victoria de Juárez en México; la restauración patriótica en República Dominicana; y el fin de la Guerra de Secesión de Estados Unidos.
La hora había llegado para los criollos para el levantamiento armado contra los que gobernaban con un brazo de hierro ensangrentado.
Céspedes tenía muy clara su convicción aquel día, cuando dice a quienes se reunieron junto a él: “Señores: la hora es solemne y decisiva. El poder de España está caduco y carcomido. Si aún nos parece fuerte y grande, es porque hace más de tres siglos que lo contemplamos de rodillas. ¡Levantémonos!”.
En sus primeras palabras a los congregados en el ingenio “La Demajagua” y bajo un sol brillante que alumbró el primer día de independencia, el líder Céspedes se dirigió  hacia la gente de color oscuro:
"Ciudadanos, hasta este momento habéis sido esclavos míos. Desde ahora, sois tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar la independencia!"(…)"Los que me quieran seguir que me sigan; los que se quieran quedar que se queden, todos seguirán tan libres como los demás".
Y así fue. Céspedes y sus seguidores emprendieron la emancipación de la esclavitud y lo dieron todo, hasta la vida, por una Cuba libre.


Fuentes consultadas:
EL PADRE DE LA PATRIA ( Eusebio Leal Escritor y ensayista cubano. Historiador de La Habana.. http://www.cubadebate.cu/especiales/2014/02/27/cespedes-el-padre-de-la-patria/#.VDfj4leWrIU)
 DE ESCLAVOS A HERMANOS EN LA LUCHA ARMADA (http://el-lugareno.blogspot.com/2013/10/de-esclavos-hermanos-en-la-lucha-armada.html)

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