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lunes, 22 de septiembre de 2014

CONSTRUCTORES CUBANOS TIENEN QUE ATRAVESAR UN MURO PARA EDIFICAR VIVIENDAS

Por José Gilberto Valdés
Una vieja canción popular alaba a los constructores cubanos con el estribillo “cemento, ladrillo y arena”, pero esos materiales no son suficientes para brindar una vivienda confortable a la familia. Hacen falta otros insumos como el acero, madera, cables eléctricos e instalaciones hidrosanitarias, los cuales no están, fácilmente,  a la mano.

La voluntad estatal y popular de solucionar este contratiempo en la familia se enfrenta a un muro ancho, alto, extenso, edificado durante más de medio siglo por los Estados Unidos, que impide los avances en la construcción de viviendas.



 En la mayor de las Antillas se desarrolla desde del triunfo de la Revolución, en 1959, un proyecto social masivo responsabilidad del Estado, que ha comprendido distintas etapas y tecnologías para "erradicar" las condiciones habitacionales precarias, y las diferencias entre la ciudad y el campo. Así vimos “nacer” en nuestro entorno viviendas, edificios multifamiliares y los mapas locales se  transformaron con nuevos repartos y comunidades en zonas rurales.
Sin embargo,  las buenas intenciones quedan inconclusas por la acción abusiva de una tercera figura no deseada y actualmente el déficit habitacional constituye  uno de los principales problemas sociales del país.
Según datos del Instituto Nacional de la Vivienda, en Cuba se deben construir entre sesenta y setenta mil viviendas por año, mientras que más de ocho de cada diez edificaciones necesita reparaciones para no descuidar su estado.
El director de Inversiones del Instituto Nacional de la Vivienda, Roberto Vázquez, declaró recientemente a Prensa Latina que como consecuencia de ese cerco, el país se ve imposibilitado de adquirir tecnologías e insumos producidos en la nación norteña.
El bloqueo norteamericano contra la pequeña Isla ha provocado desde abril del 2013 al 31 de marzo de 2014, una afectación económica y financiera a las construcciones de casas y obras sociales ascendente a 27 millones 700 mil dólares, según precisó Maribel Robaina, de la dirección de Planificación y Estadísticas del Ministerio de la Construcción (Micons).
¿Cuántas más casas, policlínicos y escuelas dispondrían los cubanos en estos doce meses si esa cantidad de dinero se hubiera materializado en los presupuestos constructivos?
No obstante los inconvenientes, Cuba prioriza hoy la construcción de viviendas para satisfacer la demanda acumulada. La estrategia forma parte de la actualización en la isla del modelo económico y social.
Es necesario, entonces, derribar ese muro que se interpone entre retos y realidades.

(Con información de Prensa Latina y MEDIO SIGLO DE VIVIENDA SOCIAL EN CUBA,  Dra. Arq. Dania González Couret, CUJAE)

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