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domingo, 6 de octubre de 2013

DÍA TRISTE, PERO ENÉRGICO PARA LOS CUBANOS


Infografía de Cubadebate
Por José Gilberto Valdés
 El domingo 6 de octubre amaneció con el cielo nublado, predominó el color gris. Era como si la Naturaleza deseaba acompañar a los cubanos y cubanas que rememoraron el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado.
  Esta fecha fue escogida  para recordar a los compatriotas vilmente asesinados en el año 1976 por el sabotaje contra un avión civil con 73 personas a bordo.
Desde entonces, Cuba ha denunciado los vínculos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con los organizadores del sabotaje: Orlando Bosch, fallecido en medio de la impunidad, y Luis Posada Carriles, quien circula libremente por  calles de Miami y recibe homenajes de la mafia cubanoamericana y apologistas disidentes.
  Ambos  contrarrevolucionarios, en modo  alguno, han recibido el rigor de la justicia por tan deleznable hecho. Todo lo contrario.
 Puede que exista el temor a que salgan a la luz los trapos sucios de la guerra -- unas veces encubierta y otra develada--, contra un pueblo que desde hace más de cincuenta años emprende  un camino  con todos y para el bien de todos?
 Según apunta la colega Norelys Morales en www.cubainformación.tv:
El Gobierno de Estados Unidos impidió que el infame crimen fuera examinado en el Consejo de Seguridad de la ONU el 21 de mayo de 1992. Documentos oficiales del FBI y de la CIA, desclasificados en mayo y junio de 2005, reconocen a Posada Carriles como el responsable de ese infame crimen.
 Ese atentado no parece ser un hecho aislado, en el que interviniera Luis Posada, pues se ha determinado su vínculo al incremento de los ataques contra servicios aeronáuticos de la Mayor de las Antillas desde el mes de julio a octubre de 1976, con la colocación de bombas en equipajes de vuelo de Cubana de Aviación, en Jamaica, y  la oficina de la línea aérea, en Barbados.
 El llamado “Crimen de Barbados”  es uno de los hechos trascendentales en una larga lista de acciones terroristas que hasta 1999  provocaron 3 mil 478 muertos y más de dos mil personas incapacitadas, en tanto hombres y mujeres lidiaban los contratiempos del  bloqueo económico norteamericano  para construir una nueva sociedad.
El sabotaje al vapor La Coubre, bombardeos a pueblos y centrales, ataques piratas y las bandas contrarrevolucionarias son, entre otros, los actos genocidas causantes del luctuoso saldo de dolor para las familias cubanas, compatriotas y amigos de todo el mundo.
El pasado viernes,  el diario norteamericano The Washington Post publicó  un artículo de Stephen Kimber, titulado “Los Cinco Cubanos estaban combatiendo el terrorismo. ¿Por qué los encarcelamos?”.
 Al reflexionar en torno a la contradicción de la guerra norteamericana contra el terrorismo, el autor señala:
Lo más cerca que el gobierno de EE.UU ha estado de procesar a Posada fue en 2009, cuando la administración de Obama lo acusó – no por su papel en las bombas puestas en La Habana sino por mentir en un formulario de inmigración. Fue absuelto.
(…) ¿Cómo ajustar su libertad con la declaración del presidente George W. Bush tras el 11 de Septiembre de que “cualquier nación que continúe albergando o apoyando el terrorismo será considerada como un gobierno hostil por los EE.UU?” ¿Cómo ajustar la libertad de Posada con el sostenido encarcelamiento de los Cinco Cubanos, cuyo principal objetivo era prevenir ataques terroristas?
Es una contradicción que los norteamericanos deberían considerar.
Esos argumentos también forman parte del enérgico reclamo de los cubanos y venezolanos para el enjuiciamiento o extradición  del criminal confeso de las explosiones en pleno vuelo del avión  civil de Cubana de Aviación.
  

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