Por José
Gilberto Valdés
“…es que tú y yo Chávez, no somos presidentes,
sino dos tipos que andamos por ahí.”
(Conversación telefónica entre Chávez
y Fidel)
Muchas
personas en el mundo refieren con admiración y orgullo la entrañable amistad
entre el
líder de la Revolución Cubana Fidel Castro y Hugo Chávez Frías, precursor de la República Bolivariana de Venezuela, que
sin dudas significa una nueva expresión revolucionaria en Latinoamérica.
Los
afectuosos lazos que los unían fueron destacados por el Comandante en Jefe cubano en una carta escrita a Nicolás Maduro, en ocasión
del octavo aniversario del ALBA:
“Conocí a Hugo Chávez
hace exactamente 18 años. Alguien lo invitó a Cuba y él aceptó la invitación (…)
Lejos estaba de imaginarme que aquellos militares tildados de golpistas por las
agencias cablegráficas, que con tanta discreción durante años sembraron sus
ideas, era un grupo selecto de revolucionarios bolivarianos…
Más
adelante, Fidel refiere que la
colaboración médica con el país sudamericano comenzó a raíz del desastre
natural en Vargas (1999), que originó miles de muertos y familias damnificadas.
Hoy
aquel gesto solidario se ha multiplicado en programas sociales emprendidos por
Chávez, desde la “Misión Barrio Adentro”, en abril del 2003, la “Operación Milagro”, al año siguiente,
y también los aportes en la docencia de profesionales y técnicos de la salud y
la Escuela Latinoamericana de Medicina.
En
el año 2004 ambos líderes socialistas fundan la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
América (ALBA), un trascendental proyecto de cooperación y unidad, incomparable
con otras instituciones multinacionales.
Tan
profunda y exitosa es la cooperación médica en el hermano país sudamericano que no habrá chantajes ni campañas
diversionistas o infamias de la derecha opositora, que amedrente los trabajadores
de la salud cubanos que dan vida, amor y atención al pueblo venezolano.
Es
que todos debemos comprender que los lazos de amistad entre cubanos y
venezolanos no es un hecho contemporáneo.
Siglos
atrás, cuando en la Mayor de las Antillas se emprendía el tortuoso camino de la
formación de la nacionalidad cubana, mucha influencia tuvo el pensamiento independentista
de Simón Bolívar, en los conductores de la Guerra de los Diez Años (1868-1878) contra
la metrópoli española.
Nuestro José Martí, quien levantó voluntades para
reanimar en 1895 el movimiento insurreccional Cuba, valoró altamente
las cualidades del Libertador:
“Ganó batallas sublimes
con soldados descalzos y medio desnudos. Todo se estremecía y se llenaba de luz
a su alrededor. (…) Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los
hombres a gobernarse por sí mismos como el derecho de América a ser libre.”
La
presencia de Venezuela no puede en modo alguno desligarse en los períodos posteriores del
movimiento revolucionario cubano, tal es el caso del apoyo con armas al
Ejército Rebelde que luchaba contra la dictadura de Batista. Incluso hijos de
ese pueblo se sumaron a la guerrilla.
De
muchas maneras se puede demostrar que el abrazo perpetuo entre venezolanos y cubanos ocupa un puesto de
honor en la historia de la Humanidad.
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