Por José Gilberto Valdés
Cuando Barack Obama ocupó el sillón presidencial de los
Estados Unidos de América, muchos estaban esperanzados en el cambio de la
política del imperio. El tiempo ha demostrado que bajo su epidermis oscura -no negra o afroamericana- vibra un
yanqui demagógico, hipócrita y desvergonzado. Su pensamiento es similar al de cualquier
otro gobernante ario que conspira contra la vida humana.
Durante la campaña presidencial en 2007, arremetió contra
la presencia de soldados norteamericanos en lejanos países, proclamó la
independencia energética y convocó al mejoramiento del sistema de salud
nacional. El cuadragésimo cuarto presidente norteamericano ha hecho todo lo
contrario.
Recibió en sus manos un imperio con precaria situación económica y no ha podido salir del pantano, por una
secuencia de problemas presupuestarios, hipotecarios
y financieros. Dos tercios de los residentes en el gigante norteño piensan que
el país está en recesión.
Tampoco ha detenido
el ascenso del porcentaje de estadounidenses desempleados, sin dudas, un crudo
inconveniente para la economía doméstica.
Lo que dijo sobre el final a la campaña guerrerista sólo
fueron palabras electorales que se las llevó el viento. Es constante la amenaza
de la administración de Obama sobre los gobiernos soberanos y países con
enormes riquezas petrolíferas y
minerales.
Analistas políticos afirman que su proceder es más duro
que su antecesor George W. Bush, tanto con la continuación de su presencia en
Irak, como en la actual expansión del programa de bombardeos con aviones no
tripulados Pakistán, Afganistán, Libia y otros lugares.
Los objetivos van más allá de los “terroristas”, según las propias palabras
del Premio Nobel de la Paz: “… todo
hombre de edad militar en la zona será considerado como combatiente… salvo que
la evidencia póstuma demuestre lo contrario”.
Fidel en su Reflexiones “Días
insólitos” (9 junio 2012) puso énfasis en textos tomados del New York Times sobre los dilemas del
presidente guerrero que supervisa y aprueba regularmente, nombre por nombre, una “lista de asesinatos”, muchos de los
cuales ya se han ejecutados en Yemen, Somalia y Pakistán, y además minimiza las
muertes de civiles…
Quienes creyeron que cambiarían las cosas para un mundo pacífico y gentil,
están desilusionados con el proceder de
Obama, el actual Imperator yanqui.
(Con información de Cubadebate, Contrainjerencia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario