Por José Gilberto Valdés
El YES
or NO, como el “Be or no to be”,
una de las citas más famosas de la literatura universal (Hamlet, de William Shakespeare ), se ajusta
a los debates actuales en torno a la devolución a Cuba del territorio
ocupado ilegalmente por Estados Unidos en la bahía de Guantánamo.
A partir del discurso del
presidente cubano Raúl Castro Ruz, en la
Asamblea General de las Naciones Unidas, se esclarece que la repatriación de
esas tierras en el oriente del país es uno de los elementos esenciales en el
proceso de normalización de las
relaciones entre los Estados Unidos y la Mayor de las Antillas.
Ese enclave militar, fruto
agrio de su intervención en el conflicto contra la colonia española, ha sido desde 1903 un puñal clavado en el costado de la Isla, una
amenaza constante contra la Revolución Cubana y los acontecimientos
democráticos latinoamericanos. Hoy en día es un vergonzoso campo de
concentración, tortura y muerte de la apodada “guerra antiterrorista", a la manera USA.
Entre las voces que reclaman la devolución de Guantánamo,
tenemos la reunión de los Coordinadores gubernamentales de la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) concluyó el 28 de agosto sus
sesiones en Quito, Ecuador.
Un mes antes, sin embargo, el
secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter declaró en una rueda de
prensa, según Russia Today, que con respecto a la base naval en Cuba “no hay
expectativas ni planes”.
También, el secretario de
Estado de EE.UU., John Kerry ha
dicho que el reclamo cubano de la devolución del territorio que
ocupa la base naval de Guantánamo, "no forma parte de la conversación" por ahora
entre su Gobierno y el de la isla. Por cada prisionero en esta cárcel se gastan
cerca de 900 mil dólares por año en cada prisionero.
Por su parte, Tom Wilner,
uno de los abogados más conocidos de Washington, aborda el contexto legal de la
base: “La Ley Helms-Burton en su Título
II, sección 201, apartado 12 establece: “Estar listos para iniciar
negociaciones con un gobierno electo democráticamente en Cuba a fin de
devolver a ese país la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo o de
renegociar el acuerdo actual en condiciones mutuamente aceptables”. Esta
declaratoria, la única que aparece en la Ley sobre el territorio ocupado por
EE.UU. en Cuba, no dice que el Presidente esté obligado a pedir la aprobación
del Congreso para devolver la Base”.
Sin embargo, este no es el
único obstáculo en el proceso de normalización
de las relaciones entre los Estados Unidos y la Mayor de las Antillas.
Los fuertes muros del bloqueo económico, comercial y
financiero, montado y reforzado durante medio siglo por sucesiones de
administraciones norteamericanas, comienzan a agrietarse de una manera más acelerada
a la pensada, entre diálogos, acercamientos y pronunciamientos. Para una
inmensa mayoría, el Presidente Obama puede con sus propias manos entresacar
algunos “bloques” hasta llegar, entre otros documentos, a las genocidas leyes
Torricelli (1992) y la Helms-Burton
(Firmada por William Clinton en 1996), que son prerrogativas del Congreso de los Estados Unidos.
Recientemente, altos dirigentes cubanos relacionados con el
comercio internacional coincidieron en una conferencia –con amplio reflejo en las redes sociales- en la afirmación: “Estados Unidos es el mercado natural de
Cuba, por tanto, el bloqueo unilateral afecta a ambos países…además de las
injusticias que se siguen cometiendo, debido al carácter extraterritorial de
las sanciones”. Por el camino de las rectificaciones se anda.
Tras el restablecimiento de
los vínculos diplomáticos el pasado mes de julio, el Gobierno Revolucionario ha
reiterado que en la normalización de las relaciones entre ambos países hay que tener en cuenta, además, el cese de las transmisiones radiales y
televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y
lesivas a nuestra soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la
subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por
los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados
Unidos.
Al respecto, son otros referenciales
en el YES or NO de la administración
norteamericana frente a las perspectivas de las relaciones con Cuba.
(Con
información de Cubadebate, Granma y Pensando Américas)
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