El 24 por ciento de la población de 15 años y más en Cuba fuma activamente, es decir, una de cada cuatro personas, y más del 50 por ciento está expuesta al humo del tabaco en su hogar, en el trabajo o en lugares públicos
Ante este lamentable estado de cosas, reproduzco en mi blog el siguiente artículo - testimonio de Ernesto Pantaleón Medina, un colega de Televisión Camagüey:
"Mi hermano era un buen hombre, alto, fuerte, de carácter
franco, bondadoso y amigo de las bromas, cultivador de amistades a pesar de su
genio vivo que no toleraba la menor ofensa o desafío.
Y resistió a pie firme duros, muy duros golpes de la vida,
entre ellos la pérdida de su primera esposa, cuando apenas sobrepasaba los 20
años, y más tarde, la de un hijo, poco más que un adolescente.
Sobrevivió a una guerra, en la que cumplió misión como
zapador, y volvió ileso, para derrotar junto a su familia los fantasmas de la
violencia.
Pero fumaba.
Cuatro meses y algunos días después moría de la manera más
dolorosa… el cáncer de pulmón lo mató, como mata cada año a seis millones de
personas en todo el mundo.
Esas mismas que se inician con un pitillo por embullo hasta
hacerse dependientes, y que creen que son exageraciones de médicos y
propagandistas.
O que sencillamente se preguntan ¿Por qué tiene que pasarme
a mí?"
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