Por José Gilberto Valdés
El 14 de junio coinciden los natalicios de dos grandes hombres de iguales principios que en épocas diferentes marcaron hitos en el pensamiento revolucionario cubano.
En Santiago de Cuba, hace 168 años, nació Antonio Maceo Grajales, mientras que allá, en la Argentina, vino al mundo 85 años atrás Ernesto Guevara de la Serna, el Che.
Ambos sobresalieron por su genio militar y político. Maceo conocido como el Titán de Bronce, ascendió de soldado a mayor general del Ejército Libertador, en las guerras de independencia del colonialismo español, desde el año 1868 hasta que fue abatido el 7 de diciembre de 1896.
Guevara, el Guerrillero Heroico, vino a Cuba como médico en la expedición del Yate Granma y llegó a La Habana, en enero de 1959, con el grado comandante del Ejército Rebelde. Luego libró combates por el desarrollo político y económico del país, hasta que “otras tierras del mundo reclamaron el concurso de sus modestos esfuerzos” . Fue herido y capturado en combate en Bolivia, el 8 de octubre de 1967. Al día siguiente fue ejecutado a sangre fría.
Ambos se han convertido en paradigma de revolucionarios y preservamos del mulato cubano y el argentino la herencia del sentimiento de justicia, la entrega total al servicio de los oprimidos, y el carácter antiimperialista.
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