N o se trata de que los niños realicen exámenes periódicos de la asignatura, repitan de memoria nombres y fechas, o escriban un trabajo extraescolar.
Se trata de interpretar a las generaciones antecesoras con todos los sentidos y dar riendas sueltas a la imaginación: poner, por ejemplo, los pies sobre el potrero de Jimaguayú (1), observar los alrededores y esbozar en las frescas mentes a El Mayor, montado en su caballo Ballestilla entre la alta yerba, mientras imparte órdenes precisas para asegurar el combate de los valerosos mambises insurrectos contra los soldados colonialistas españoles.
Una de la niñas que se dio cita, en la mañana del sábado 25 de febrero, junto a la estatua ecuestre del Mayor General Ignacio Agramonte, me había contado que esas cosas los planes y las ideas que motivaron su interés para formar parte de la Brigada Ciudad 500.
Alumnos de once escuelas de la enseñanza primaria recibieron en esa ocasión la bandera que los acompañará en el conocimiento de la historia local y la salvaguarda de leyendas y tradiciones.Mucho podrán aprender hasta el 2 de febrero del 2014, fecha en que nuestra ciudad, otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, cumplirá cinco siglos.
(1) El 11 de mayo de 1873 murió en combate el insigne jefe mambí Ignacio
Agramonte, en los potreros de Jimaguayú, a 38 kilómetros al sus de su ciudad
natal: Camagüey
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