Por José Gilberto Valdés
La ciudad de Camagüey, en la región oriental de Cuba, se
reanima cada inicio de febrero, cuando en su entramado de calles y plazas,
lugareños y visitantes viven en los límites de las artes, las reflexiones sobre
la historia local y la apreciación del patrimonio tangible de la otrora Villa
de Santa María del Puerto del Príncipe que a los 502 años de fundada.
La urbe se encuentra entre las siete primeras villas
fundadas por los españoles en el Nuevo Mundo. Según investigadores en el año
1514 surgió el asentamiento fundacional en el lugar conocido por Punta de
Guincho, en la Bahía de Nuevitas.
Sin embargo, la colonia se convirtió en “andariega” por la
carencia de agua potable entre otras razones – incluida una sublevación indígena
contra los maltratos—por lo cual se dirigió tierra adentro hacia el oeste, en las cercanías de río Caonao, y luego se
traslada en 1528 hasta a Camaguebax, un pueblo de los primeros pobladores de la
isla caribeña, situado entre los ríos Tínima y Hatibonico
Actualmente, en la estructura urbana de la ciudad coincide
la modernidad, con un centro histórico al estilo de los antiguos habitantes, declarado
por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. En los últimos años se desplegaron en la
urbe acciones de renacimiento y rescate de las esencias de su entorno, para
hacer más bello y funcional, además de contribuir al mejoramiento de la calidad
de vida de sus habitantes.
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