Por José Gilberto Valdés
La Semana de la Cultura Camagüeyana ha concluido.
La tradicional fiesta en la región centro
oriental de Cuba ha rebasado los límites del arte, las reflexiones sobre
la historia local y el patrimonio de la
otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe que llegó al medio milenio
de fundada.
Foto Orlando Durán, www.adelante.cu |
La jornada conmemorativa, con centenares de actividades en
programa, ha sido un receso merecido en la sumatoria de meses de ideas,
proyectos y realizaciones que preservó y también transformó, a una de las ciudades más antiguas del país.
Por estas razones, se volvieron a la vida útil más bellos y
funcionales desde viviendas, establecimientos gastronómicos, la imagen de
las céntricas calles Ignacio Agramonte (con la novedosa temática de cine) y las
comerciales Maceo y República (convertidas en circuitos peatonales), hasta los
principales hospitales y centros de salud, o un desolado embalse de agua convertido en
atractivo complejo recreativo.
Se trata de un plan de trabajo coherente, encaminado no solo a la
remodelación y enriquecimiento del patrimonio tangible de la ciudad, sino
también al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, declaró
al periódico Granma -principal órgano de
prensa nacional- el licenciado José Rodríguez Barreras, director de la Oficina
del Historiador de la Ciudad de Camagüey.
Un detalle primordial
en el conjunto de tareas in
crescendo durante alrededor de tres
años, es que no fue necesario un ejército de constructores provenientes de
otros lugares de la Isla, presupuestos
financieros especiales o un halo de misterio.
Más que nunca se apeló al espíritu de pertenencia, al
orgullo por el terruño, la laboriosidad,
que siempre ha caracterizado a los hombres y mujeres de esta comarca de pastores y sombreros, como
nos calificara el Poeta Nacional Nicolás Guillén, camagüeyano por más señas.
Más que nunca se hizo realidad la frase proverbial que una
mano lava la otra y las dos la cara, cuando la colaboración mutua trastrocó
provisoriamente en constructores a campesinos, almaceneros, oficinistas…en fin
a cualquiera con ínfimos conocimientos de albañilería, carpintería o pintura,
que se sumaron a las fuerzas especializadas.
Más que nunca en esta provincia de Camagüey se pensó en
“algo”, se realizó contra horarios, y se terminó en plazos de dos a tres meses
y menos. Allí están los complejos comerciales La Caridad y Santa Rosa que
trasfiguraron, respectivamente, los inmuebles obsoletos de un centro de elaboración de pescado y una
lavandería. No se pueden dejar de mencionar como renacían, semana tras semana,
desgastadas salas y otras áreas de
servicios de salud para infantes, para
embarazadas, para todos.
Más que nunca se acrecentó el compromiso de preservar para
las generaciones futuras nuestra herencia cultural y material de la laberíntica
y añeja Villa Principeña, una parte de la cual fue declarada Patrimonio
Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en el año 2008.
En fin, se rompió la inercia, apartamos a un lado
tendencias quejosas y aprendimos a materializar proyectos juntos y para bienestar de todos, organizados
en un movimiento popular en el cual rememoramos las cargas de la caballería mambisa, un centenar de años atrás, durante la epopeya independentista.
Cumplimos compromisos
por el aniversario 500 de la ciudad, pero ¿SE ACABÓ? : Claro que no. Aún nos
queda mucho camino por delante. Tendremos fechas de inspiración laboriosa por
el abril de la victoria de Girón, el
proletario Mayo, el cambiazo en
la historia cubana provocado en Julio. El año 2014 aún es muy joven.
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