Este 28 de octubre los camagüeyanos acuden solemnemente a una cita anual con la historia reciente de la Revolución cubana.
Hombres, mujeres y niños marchan, como ya es tradicional, hasta la orilla de los ríos y las costas para depositar una flor para Camilo Cienfuegos, valeroso comandante de la Guerra de Liberación Nacional, que se perdió en el mar hace 49 años.
Por generaciones de cubanos se ha promovido la idea de que las aguas conducirán estas ofrendas hacia el supuesto lugar de la desaparición física del Señor de la Vanguardia, en el año 1959.
Es el sencillo homenaje al inolvidable guerrillero, de fugaz presencia pero imperecedero ejemplo de patriotismo, sacrificio, solidaridad, humanismo y de lealtad a Fidel y la ideas transformadoras de la Revolución.
Por más de una ocasión he leído descripciones del carácter alegre, jocoso y el carisma especial que gano las simpatías del pueblo. Se imagen inolvidable: “Sombrero alón, barba y franca sonrisa de cubano típico, capaz de cualquier proeza”
Los últimos días de octubre del año 1959 entraron brillantemente en la historia de Camagüey, con la presencia de Camilo, quien se le reconoce que tenía tanta fuerza en el pecho como en la mente...
Se le recuerda aquel 21 de octubre, como siempre en la vanguardia, cuando viaja a la capital provincial para poner punto final a la intentona sediciosa de Hubert Matos.
Al agradecer la ayuda del pueblo para enfrentar la traición a la Patria, Camilo escribe en el periódico local “Adelante”:
"Hombres habrá traidores, pero pueblos no, y menos en Camagüey".
En la tarde del 28 de octubre de 1959 despegaba una avioneta bimotor con el Comandante Camilo Cienfuegos, rumbo a La Habana. Realmente su destino fue el corazón de todos los cubanos.
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