Por José Gilberto Valdés
25 de noviembre de
1956. Pocos fueron testigos del inicio del viaje, pero la historia se ha
encargado de multiplicar el acontecimiento, un símbolo de la Revolución Cubana.
Cubierto con una larga capa, Fidel supervisa la carga de provisiones a la
embarcación bajo una lluvia intensa. La
decisión de partir había sido tomada y los 82 expedicionarios se acercan en
pequeños grupos.
El puerto de Tuxpan los despide. El plan era llegar a las
costas cubanas el 30 de noviembre en una acción conjunta con un levantamiento
de las fuerzas clandestinas en Santiago de Cuba.
La travesía por el mar Caribe, sin embargo, les hace una
mala jugada con el mal tiempo y las roturas del motor del yate, al cual hay que
sacarle agua con cubos. Con retraso llegan a las costas cubanas – Las
Coloradas--. Desembarcan el 2 de diciembre. El terreno es fangoso y para llegar
a tierra caminan varias horas, sobrecargados del peso de los avituallamientos
de guerra. El enemigo incrementa la exploración aérea sobre quienes se había
labrado el pensamiento de libertar a Cuba.
En Alegría de Pío, el 5 de diciembre, un ataque de los
soldados del régimen de Batista dispersa el contingente revolucionario.
Posteriormente, cuando Fidel recibe a Raúl pregunta:¿cuántos fusiles traes? 5
responde Raúl y el dijo que con los dos
que tenía ahora si ganamos la guerra.
Entre reveses y victorias trascurren años de lucha en las
montañas. Todos están inspirados en la premisa estratégica que era derrocar
militarmente a la tiranía y provocar con ello el colapso del régimen y la toma
revolucionaria del poder, acontecimiento que remueve al mundo el primero de
enero de 1959.
La lucha continúa por una sociedad de todos y para bien de
todos, con Fidel en la proa. El destacado escritor y periodista uruguayo
Eduardo Galeano (1940 -- 2015) fue sin dudas un amigo y así rememora la
trayectoria del Comandante:
“Pero sus enemigos no dicen que
no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la
invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán,
que sobrevivió a seiscientos treinta y siete atentados, que su contagiosa
energía fue decisiva para convertir una colonia en patria y que no fue por
hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir
a diez presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para
almorzarla con cuchillo y tenedor.”
25 de noviembre de
2016. 60 años después el ¿último viaje? de Fidel en el Yate Granma. Noche
aciaga para los cubanos de buena fe. En funciones de internauta revisaba informaciones internacionales. Otra vez textos y fotos en la pantalla del
monitor, como decenas de veces anteriores, anunciaban el fallecimiento del
Líder Histórico de la Revolución. Y como un nockcaut de Teofilo Stevenson
reaparecía, sonriente, con nuevas ideas
y fotos de amigos, para dejar en al desnudo
a El Nuevo Herald, El Pais, o al
ABC entre otros paladines de la mentira.
La certeza de los tristes acontecimientos fue expuesto horas
después por Raúl Castro, en un vídeo emitido por la televisión estatal.
"Con profundo dolor comparezco para
informar a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy,
25 de noviembre del 2016 a las diez y 29 horas de la noche, falleció el
comandante en jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Rus. En cumplimiento
de la voluntad expresa del compañero Fidel, sus restos serán cremados en las
primeras horas de mañana sábado 26.
Han pasado dos años y te imagino en la proa del Granma
siempre con rumbo al futuro de hazañas heroicas. Así te siento Comandante, con
tu eterno uniforme verde olivo, en mi pecho henchido de las ideas que casi a
diario enseñaste maestro de revoluciones.
La Revolución Cubana ha resistido y existe por tus
enseñanzas.
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