Aquel domingo 15 de febrero del año 1976, miles de cubanos ejercían
su voto de manera peculiar por la Primera Constitución Socialista en América. Allende
a los mares, a diez mil kilómetros de distancia del “verde caimán”,
combatientes voluntarios cumplían a fuego y sangre una misión internacionalista
en defensa de la naciente República Popular de Angola --la más extensa y rica
de las colonias portuguesas-- asediada por el enemigo interno y externo,
fuertemente armado y con una valiosa logística en todos los sentidos.
En los meses finales de 1975, la intención inicial del presidente del MPLA
(Movimiento Popular para la Liberación de Angola) Agostinho Neto era solicitar
ayuda para organizar y entrenar a los batallones de las nuevas fuerzas armadas.
Se enviaron centenares de instructores cubanos, pero los acontecimientos se
agravaron por la invasión de unidades sudafricanas. Cuba aceptó el reto y se
enviaron sucesivos refuerzos de personal militar cualitativamente preparado y
armamentos de todo tipo a través de barcos y aviones, que formaron parte de la
llamada Operación Carlota para enfrentar la agresión del “apartheid”.
En la memoria se refrescan las imágenes de esos días cuando
se perseguían a los destacamentos de racistas, en franca retirada, dejando tras
sí campos minados, puentes demolidos, poblaciones destruidas y saqueadas,
además de un rastro de muertos y heridos entre angolanos y cubanos.
Con varios de los tres centenares de camagüeyanos
incorporados a distintas unidades militares he conversado por esos días sobre
los sucesos de cómo en medio del fragor de los combates se organizaron las
condiciones para una votación sui generis
por el Referendo de la primera constitución socialista cubana, en poblados,
campamentos y otros lugares de estadía provisional, en las tortuosas jornadas hacia el este y sur
de la nación africana.
Particularmente, recuerdo que tras varios días de marcha en
una patrulla de exploración, nos reencontramos, empapados y enfangados, 14 de
febrero con el puesto de mando de la columna dirigida por el primer comandante
César Lara, que había tomado a Silva Porto Gare (Cuito Bie).
Al día siguiente, los
angolanos del grupo de exploración nos preguntaban si íbamos para una
fiesta, pues estirábamos con la mano el uniforme limpio de reserva y lavamos
las botas. Si era la repuesta, en tanto la camioneta se dirigía a una vivienda,
cuya sala se había acondicionado con una bandera cubana y una urna. Los
miembros de la mesa nos entregaban la boleta para marcar SI o NO. Sin dudas,
primó el voto favorable como el 97,7 % de los cubanos participantes en aquel
referendo.
Entre los compañeros consultados para este artículo estuvo
coronel (r) el Gerardo Peña Marrero, oficial de exploración en el Estado Mayor
de la Misión Cubana. Con sus cualidades como investigador histórico, destaca
que el Referendo de 1976 fue un momento significativo en la madurez de la
Revolución.
Rememora que la tarea fue organizada por las secciones
políticas del contingente militar; su voz a través del teléfono se aprecia exaltada
al comparar esa jornada constitucional, en el fragor de los combates, con los
tiempos de la Constitución de Guáimaro para lograr la organización y unidad del movimiento revolucionario, en
plena lucha contra los colonialistas españoles. Destaca que éramos los nuevos
mambises en la misma tarea de abolir la esclavitud.
En la conversación con otro de los jóvenes de entonces, José Fernando
Crespo, actual historiador camagüeyano, menciona había partido de La Habana
alrededor del 12 de febrero en el barco “Océano Pacifico”, como parte de un
grupo de “flecheros” (lanza cohete antiaéreo portátil con guía térmica) que se
fue preparando durante la travesía, que fue angustiosa por el acoso de lanchas
y aviones.
Provocado los
recuerdos de Crespo, responde que el 16 fue un día radiante, en la popa del
barco se prepararon las condiciones para ejercer el voto directo y secreto,
presente nuestra enseña nacional y el espíritu
del respaldo al texto de la Carga Magna que había sido sometido a
consulta popular.
Para esa fecha de 1976, tras las últimas prácticas en la
preparación militar –en el polígono “Ignacio Agramonte” los integrantes del batallón de la Gloria
Combativa de Camagüey están a punto de poner un
pie en la escalerilla del barco “Camilo Cienfuegos”. El escritor Bebito
Estrada Fernández, en su libro “Combatientes del Mayor” consigna «El 15, a las
05:00, insomnes, a votar por la Constitución Socialista. El telón de la
historia descorre primaveras».
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