Por José Gilberto Valdés
Las voluminosas y hermosas vasijas de barro,
sello emblemático para los pobladores de la quingentésima ciudad de Camagüey,
vuelven a ser pretexto para reunir y disfrutar de las mejores muestras
culturales de la localidad, del 22 al 26
de marzo.
Había una vez, los colonos que establecieron
la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe el 2 de febrero de 1514, en la
Bahía de Nuevitas, encaminaron sus pasos un par de años después hasta al
cacicazgo de Caonao, en el interior del territorio, en busca de fuentes de agua
y, sobre todo, oro.
Poco tiempo estuvieron en el lugar pues la
sublevación de los indígenas provocó el asalto y la quema del asentamiento.
Tras la marcha forzosa hacia el este fueron bien recibidos por el cacique Camagüebax, en una zona
situada entre los ríos Tínima y Hatibonico. Definitivamente, se quedaron
en este paraje distante del mar,
favorable para la explotación minera, el desarrollo de la agricultura y sobre
todo la ganadería
Sin embargo, durante la temporada de sequía
mermaban, igualmente, las reservas de agua en el nuevo asentamiento. Alrededor
del año 1600, fecha sin precisar, un grupo de colonos alfareros inician la
fabricación de vasijas del barro rojo,
de buena calidad procedente de la Sierra de Cubitas y los alrededores de la
comarca. Tiene antecedentes de semejanzas a las clásicas andaluzas o aljibes
(palabra heredada del paso de los moros por España) empleadas para guardar
vinos, aceites y granos, pero aumentaron el tamaño de su “panza” para preservar
grandes volúmenes de agua de lluvia en los patios de las viviendas.
Aunque la más antigua inscripción grabada en
estas enormes vasijas data del 1760. El investigador Jorge Juárez Cano, en el
tomo I de Apuntes de Camagüey, aseguró que “en 1751 en la urbe existía un
apogeo en la fabricación de grandes tinajones, y el tejar de Cascorro los
producía en grandes cantidades”.
El habanero Antonio Bachiller y Morales, quien
visitó la Villa Principeña en 1830, se refirió a los típicos tinajones
camagüeyanos “…el agua se recoge en hermosas tinajas [...], colocadas en los
patios, por su gran cantidad contendrán 4 ó 6 de ellas la cantidad de agua de
un aljibe”.
Con sus altas y bajas etapas, sobre todo
durante las guerras independentistas, se mantuvo la producción hasta que un
conteo en 1900 reflejó la existencia de 16 mil tinajones en Camagüey que poseía
una población de tan solo 30 000 habitantes. En la actualidad no ha perdido su
esencia, se inició un plan de rescate en 1976 pero son mayores las intenciones
de un elemento decorativo, de atracción turística, que la de provecho para
almacer agua en las viviendas..
Hay datos curiosos: Tinajones lugareños han
llegado a sitios insospechados de la geografía cubana. Las marcas agramontinas
de Pedro Areus, Carrasco, Vicente Morel, Tejar la Caridad JMM y José Tomás
Rodríguez aparecen entre algunas de las piezas encontradas en el reparto
Miramar, en La Habana, y hasta a Guane, Pinar del Río.
Hay un modelo clásico que llegó hasta la
actualidad. Posee una voluminosa panza, líneas geométricas delimitadas y un
reborde destacado, o amigdaloide.
El autor de estas líneas, camagüeyano de pura
cepa, afirma la frescura del agua contenida en estos “panzudos” y añora los
tiempos de niño cuando se metía dentro de la vasija con un cepillo a limpiarlo
antes que llegará la temporada de las lluvias cuya agua era recogida por un
sistema de canales de hojalata, que construía mi padre. ¡Cómo lamento no haber
traído el tinajón fechado en 1868 hacia el actual lugar de residencia!
Durante casi cinco siglos, los habitantes de
la Villa Principeña han apreciado la existencia de los tinajones, los cuales ha
tejido sus propias leyendas desde testigo de amores prohibidos, o como
escondite, según la anécdota de la guerra en 1875, sobre un soldado
del Ejército Libertador que dentro de uno de ellos burló la persecución de los
españoles..
Singular es la frase amistosa “Quien tome de
mi agua, se queda en Camagüey.”
El tinajón bien vale tributo y jolgorio. En la
también llamada “Ciudad de los Tinajones”, ha cobrado fuerza en este siglo la
idea original del hijo ilustre Adalberto
Álvarez, “El Caballero del Son”, de una festividad para promocionar los valores
culturales, históricos y las tradiciones preservados por el movimiento de
aficionados y artistas del catálogo
profesional de la provincia.
La “Fiesta del Tinajón” es uno
de los tres festejos anuales que rompe las rutinas hogareñas con una
amplia participación popular, la cual se ha hecho distintiva en la vida de los
lugareños y apreciada por los visitantes en esta ciudad mediterránea. Las otras
dos son la Semana de la Cultura Camagüeyana, a inicios de febrero, (Fundación
de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, en 1514) y a mediados del
año, del 24 al 29 junio, el San Juan Camagüeyano (Carnaval cuyos orígenes se
remontan al siglo XVIII)
Por estos días, lugareños y visitantes de
todas las edades colman la Avenida de la Libertad (Desde la Carretera Central
hasta la plaza de La Caridad), una de las calles más rectas y anchas,
diferenciada del complejo trazado vial semejante a un plato roto que caracteriza al centro histórico de la
ciudad, declarado Monumento Nacional en 1980 y Patrimonio Cultural de la
Humanidad desde el 2008.
La sexta convocatoria al encuentro de los
camagüeyanos con su cultura y tradición, se dedica en esta oportunidad al
destacado hijo de la comarca de pastores y sombreros conocido músico “Nené”
Álvarez, quien falleció el pasado mes de febrero a los 90 años de edad, y a los 80 años de la agrupación musical
“Soneros de Camacho”.
En conversación con periodistas, propagandistas
y especialistas de cultura en la provincia, el presidente del Comité
Organizador de la “La Fiesta del Tinajón” explicó que a partir de ahora los
festejos serán en el mes de marzo.
Más de doscientas cincuenta presentaciones de
teatro, danza, plástica y literatura se llevaran a cabo en estos cinco días y
funcionarán los tradicionales Rincón Campesino y otros escenarios para el
movimiento de artistas aficionados.
El tinajón bien vale tributo y jolgorio, y los
camagüeyanos están dispuestos para preservar
esa fiesta de la identidad cultural en el territorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario