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jueves, 10 de diciembre de 2015

EL DERECHO A ENVEJECER CON CALIDAD DE VIDA


Por José Gilberto Valdés
Por esos días he conversado mucho con un vecino del barrio, Manuel del Monte, fotógrafo jubilado, con quien  coincidí en  innumerables coberturas periodísticas, mientras aguardábamos la atención gratuita en la sala de rehabilitación de la policlínica “Ignacio Agramonte”, en el reparto Garrido, ciudad de Camagüey
Resultó reiterativo el tema de las aspiraciones de mi interlocutor  en ese conglomerado de las personas de la tercera edad que integran 19 de cada cien cubanas y cubanos.  La proporción  continua creciendo, lo cual preocupa y ocupa hasta el máximo nivel del Gobierno Revolucionario, el cual ha emprendido un amplio  programa de atención a los mayores de 60 años de edad, sin distinción de raza, credo religioso o afiliación política.

EN LA OTRA ACERA: Unos 50 mil ancianos viven en la pobreza en Miami (Diario de las Américas)
El objetivo es garantizar el derecho a la calidad de vida, cuya esperanza al nacer ha ascendido hasta los 78 años de edad,  cifra que coloca a la Isla entre las  mejores 25 naciones en ese importante indicador del progreso humano de una sociedad, cuya longevidad es consecuencia del  desarrollo económico y social.
Del Monte ha dejado a un lado  días o noches -cámaras y bolso colgando en los hombros-  tras una encomienda informativa o de propaganda, para encaminar un camino que el Estado propone de bienestar, aun cuando no todo está resuelto pero multiplicidad de ideas para el sano envejecimiento.
EN LA OTRA ACERA: “Gloria”  trabajó 20 años como secretaria en un consultorio médico hasta que se jubiló. Después quedó viuda y no pudo seguir pagando la hipoteca del apartamento que adquirió con su esposo.
En los encuentros, mi vecino del barrio ha comentado que la remuneración por la jubilación le permite adquirir, como todo ciudadano,  la canasta básica de alimentos subsidiados, y  productos adicionales  o dietéticos por su edad, como la leche. Puede incluso acceder a la marejada de precios en el mercado de oferta y demanda. Sin embargo, mi vecino agrega los beneficios del comedor del SAF (Sistema de Atención a la Familia), adjunto a la pizzería Los Venaditos, en el cual por alrededor de dos pesos adquiere diariamente raciones de almuerzo y comida.
EN LA OTRA ACERA: “Gloria” tiene 67 años, carece de familia en Miami y necesita prestar atención a su salud. El médico le ordenó comer pescado y verduras para disminuir el colesterol y la tensión arterial pero apenas recibe dinero para sobrevivir.
A modo de confesión, este fotógrafo jubilado explica  los trámites que lleva a cabo para asistir a la Casa de Abuelos, existente en la propia barriada de la capital provincial,  y al que acudirá en las jornadas diurnas para disfrutar de un proyecto de socialización junto al empleo sano de su tiempo libre, atención especializada de salud, ejercicios físicos y actividades recreativas.
Manuel del Monte  es uno del millón 550 mil  personas  mayores de 65 años que la sociedad cubana no deja abandonados a su suerte y respalda el derecho a  envejecer con calidad de vida.

(Citas en negritas extraidas “Unos 50 mil ancianos viven en la pobreza en Miami”, por Nicanor León Cotayo, en www.cubadebate.cu)

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