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sábado, 14 de febrero de 2015

Mi crónica de enamorado



Por José Gilberto Valdés
Yo quiero estar contigo en el 26 de Julio, la Navidad,  el Año Nuevo, y hasta en las celebraciones tradicionales como el San Juan a la camagüeyana. En la irrigación colectiva de los buenos deseos en esa fecha, sin embargo, tocamos a menos.
Por tal razón, entre las preferencias personales está el beso diferente al despertar en los últimos cuarenta amaneceres del 14 de febrero. Sólo compartido entre nosotros, tocamos a más.

Cierto que en tus cálculos, contadora al fin, pueden existir ocasiones de ausencia justificada por troques de mi profesión en un sentido de la vida que has compartido a dos manos, aunque en la distancia presentía a tu corazón afligido por cosas grandes o sencillas en esos momentos. Te confieso que sentía lo mismo.
En las buenas y las malas, no puedes negar tu paciencia con mi carácter extrovertido,   las sutiles maniobras de concordancia, y el optimismo hasta la médula que te arrastró hasta la aventura de un viaje con mochila y dos pequeños agregados. Todo nos salió bien.
¿Sabes lo que más aprecio de ti?: la facilidad con la que tiras por la borda mis simulacros de comportamiento huraño, con o sin motivo y la desarmonía.
Yo también tengo mi táctica, aprehendida en las lecturas de un “amigo” común,  Benedetti, el uruguayo:

“…mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible”

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