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viernes, 3 de septiembre de 2010

Fidel y la primera clase del curso escolar cubano

Por José Gilberto Valdés
valdes@tvcamaguey.icrt.cu


La histórica escalinata de la Universidad de La Habana, escenario de múltiples batalla de ideas de generaciones de jóvenes cubanos, se ha convertido en la mañana de este viernes 3 de septiembre, en una gran aula, donde un incuestionable maestro, Fidel, imparte la primera clase del curso escolar: La paz, como supervivencia de la humanidad.

Este mensaje a los universitarios se lleva a cabo en la primera presencia en un acto de masas del líder de la Revolución Cubana. La comparecencia se suma a los argumentos en entrevistas, conversaciones oficiales, visitas a colectivos cubanos y Reflexiones que durante la temporada estival ha llevado a cabo para alertar al mundo sobre el urgente tema de la guerra nuclear, sus consecuencias y modo de evitarla.

El peligro de un holocausto nuclear ha cambiado de terreno. Ya no es una isla del Caribe, cuando en la crisis de los misiles en el año 1963 dispuesta a defender con dignidad su soberanía, ahora es Irán, una nación que no retrocede una pulgada frente a las leoninas exigencias de Estados Unidos e Israel, bajo el pretexto de poseer un arsenal nuclear.

En un documento leído hace unas semanas al Parlamento Cubano destacó: “Tan dramático era el cuadro que tenía delante, que no veía otra salida como no fuera una supervivencia, tal vez probable, en la parte de este hemisferio que no tenía motivo para ser blanco de ataque directo y en algunas regiones aisladas del planeta.”
Recuerdo en estos momentos, la reciente lectura de un artículo del periodista y escritor Gabriel García Márquez sobre la bomba de Hiroshima (Publicado el 24 Agosto 2010 en Gabriel García Márquez, Opinión).

“Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo. Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones transplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.”


Ya no se trata de las dos bombas con las cuales se asesinó a miles de japoneses hace 60 años. En el marco del Tratado Estratégico de Reducción Ofensiva, EE.UU. y Rusia se comprometieron a dejar su arsenal en 1 700 y 2 200 las ojivas nucleares estratégicas desplegadas para finales de 2012.

Toda acción se trata, nuevamente, de persuadir a un presidente estadounidense de tirar el gatillo. Se ha creado una situación apocalíptica en esa zona del mundo. Hay sin embargo una esperanza. En las manos de Barack Obama está la posibilidad de ofrecer la posibilidad de la paz, en beneficio de la humanidad.

Hace unos minutos, al resumir su intervención frente a los estudiantes universitarios, como en todos los tiempos cultos y entusiastas, pero ahora libres y más conscientes, el Comandante en Jefe Fidel Castro significó que la presencia y el apoyo moral que están ofreciendo a esta lucha por la paz. Los exhortó a no dejar la batalla que como en otras muchas luchas del pasado es posible vencer.

La lucha continua.

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