Por José Gilberto Valdés
Hace una veintena de años, escribí para la sección Panorama
del periódico Adelante un comentario en torno a las personas que diversificaban
pronósticos en torno al sexo del bebe.
¿Quién no recuerda la conjetura popular de las tijeras y el cuchillo ocultos bajo el cojin? La
incógnita es supuestamente despejada por
el lugar en que se sienta la embarazada. Otras tradicionales formas de “predicción” han salido a la luz por estos
días, como consecuencia del entusiasmo
de familiares y amigos.
Como en aquella oportunidad
ahora confieso haber sido ente activo
en algunos de estos juegos de
acertijos: !Son las circunstancias!
En esa ocasión releyendo el libro de historia “Las grandes culturas de la humanidad” (Ralph
Turner) encontré un tema sobre la antigua matemática china. El milenario
tratado en modo alguno se ocupaba de problemas de aritmética, geometría y
algebra, sino de la adivinación del sexo de un niño nonato.
Con la exclusiva del
método chino en las fraternales disquisiciones sobre el bisnieto por llegar
rememoré el recorte de periódico:
A la cifra 49: añadí el dígito del mes de posible parto y
resté la edad de la nieta. Dé la cantidad desconté, sucesivamente 1 (conceptualmente
denomina al cielo), 2 (la tierra), 3 (el hombre), 4 (las cuatro estaciones) y 5
(los cinco elementos),
Proseguí con la resta del 6 (Las seis leyes), 7 (las siete estrellas) , 8 (los ocho
vientos) , y 9 (las nueve provincias chinas). Cuando el resultado es impar será un hijo y si es par una hija.
Amigos acudieron a mi “consulta china” en la que acerté la
mayoría de las ocasiones. Hubo una pareja que por cuestiones de planificación
querían un varón y solicitaron en qué momento era más oportuno para concebir al
bebé. Ah, ustedes están locos. Sin embargo, con la venia de los avances
indiscutibles de la salud pública, en la que están involucrados
familiares, me confabulé con ellos…y
acerté.
Tan curioso cálculo asiático
me proporcionó una revelación por el advenimiento del primer bisnieto.
La ecografía me lo confirmó, cuando al
oído persistía el estribillo de la canción de los Van Van…“ Y ¿qué será: hembra o varón?…”
Nació el Día de San Juan. El se llama Ernesto.
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