Por José Gilberto Valdés
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Pocas veces apelo a la narración en primera
persona, pero como protagonista del relato requiero el punto de vista del yo.
Durante
años, ha ocupado lugar privilegiado en
mis libreros un voluminoso texto de Zoología
General (Storer - Usinger) , que ahora ha pasado a manos de mi nieto,
estudiante de veterinaria en la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte
Loynaz”. La singularidad del hecho es que el libro fue un premio en el primer
concurso de literatura convocado por el centro de enseñanza superior, en fechas
fundacionales.
En noviembre de 1967, un grupo de estudiantes
de agronomía ocupaba una de las instalaciones del Instituto Tecnológico de la Caña
“Álvaro Barba Machado”, en las afueras de
la ciudad de Camagüey.
Por aquel entonces, los alumnos de la escuela
agrícola aledaña a la Carretera Central Este compartían los estudios con el
Servicio Militar Obligatorio. Cualidades en el dibujo me relacionaban con la
elaboración de la Base Material de Estudios. Es por esta vía que me vinculo
directamente a la primera carrera universitaria.
Hace medio siglo, el profesor Corvisón (Rodolfo Corvisón Morales, Doctor en Ciencias Veterinarias) me pide colaboración en la copia de dibujos y diagramas de un libro
de zoología para unas conferencias mimeografiadas. Yo disponía de los medios y
asumí con gusto la tarea, a sabiendas de la escasez de textos para el gran reto
en la enseñanza superior de la provincia.
Otra preferencia personal, la de escribir relatos
motivada por el movimiento de aficionados en el Instituto, encuentra
posibilidades de expresión en la Universidad de Camagüey con la convocatoria al
primer concurso de literatura. Varios compañeros me estimulan y sin muchas
pretensiones participé. El comedor fue la sede de la ceremonia de premiación y
casi se viene abajo por la algarabía que se armó tras el anuncio de mi nombre. Allí
están mis huellas en la génesis de la enseñanza superior en la provincia.
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En un tortuoso camino, se emprendió a principio
de la década del setenta la superación
de los trabajadores de la prensa escrita y radial de la provincia, convocados
por la Unión de Periodistas de Cuba para elevar el nivel profesional y
conquistar los títulos de licenciatura en periodismo. De alguna manera, varios
profesores universitarios y pocos periodistas graduados en la Universidad de la
Habana, se incorporan voluntariamente a los cursos de nivelación escolar, pues
predominaban quienes tenían la enseñanza secundaria y hacían periodismo al andar.
Unos aquí, en los propios medios de prensa y
en la secundaria “La Avellaneda”, otros sin final en la Universidad de Oriente.
Al final se convocó a un examen de conocimientos, y quienes alcanzaron las
mayores calificaciones conformaron el primer grupo de estudiantes camagüeyanos.
Sin embargo, la característica de cursos por encuentros trajo una contrariedad
económica y organizativa en los medios de prensa de la provincia.
La idea de la formación profesional persistió
y es entonces que en 1975 una filial de la carrera de periodismo en la región
oriental es acogida en la primera
edificación que marcaba el desarrollo de la Universidad de Camagüey en una
inmensa explanada en la circunvalación
norte de la ciudad. Muchos son los recuerdos de los profesores vencedores de
dificultades para cumplir un fin como Omelio Nilo Caballero Agüero (MS. c. en
Historia), Gregorio Linares (Proviene de Adelante), el profe Varona, Carlos
González y muchos otros que se sumaron al colectivo de profesores de Oriente en
los encuentros presenciales. Concluí los estudios en 1980 --pausados en dos
ocasiones por misiones internacionalistas— y la graduación fue en el Puerto
Angola, en Nuevitas. En esa ocasión, los alumnos editaron un tabloide especial.
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El tercer premio de la Universidad de Camagüey
fue posibilidad de materializar el ideario martiano del deber de enseñar. De
esta forma, en el año 2004 impartí géneros periodísticos en el primer diplomado
que se impartía a periodistas y otros profesionales de la radio en la provincia.
En esa oportunidad fui categorizado y actualmente soy profesor auxiliar.
Posteriormente, fui convocado como profesor de comunicación en la sede
universitaria municipal, en tanto junto a otros colegas de la prensa promovía
la idea de abrir la carrera de periodismo en la provincia.
Conquistado el proyecto, impartí
fundamentalmente las asignaturas de periodismo audiovisual y taller de
periodismo audiovisual. Fue un reto importante como profesional, pues cuando
creía que tenía todas las respuestas en el ejercicio de prensa escrita y
televisiva me surgieron nuevas preguntas. Enriquecedor fue el proceso de
actualización, para brindar a los
alumnos la mejor teoría del conocimiento internacional, ligada a los años de
experiencia en el oficio.
En los momentos en que la primera Universidad
fundada por la Revolución cumple sus cincuenta años, recuerdo estos tres
premios y me siento tan comprometido
como el primer día en que puse mi granito de arena en el camino de la enseñanza
superior en Camagüey.
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