Por
José Gilberto Valdés
Foto de archivo
Noche
aciaga la de aquel 25 de noviembre de 2016. Es el horario preferencial para
trabajar desde hace años, ahora con las facilidades de una computadora, enlaces
a Internet y sin el tecleo de la máquina de escribir el cual alguien comentó en
una reunión de vecinos que a veces sobresalía al silencio nocturno y apacible
en una ciudad provinciana como Camagüey.
En
una reunión con periodistas de todo el país, Fidel comentaba que esa eran las
horas más atractivas para escribir y compartía la idea de que no podía ser un
rigor administrativo en ese sentido. El Periodista Mayor siempre comprendió
nuestras necesidades, desde una cámara fotográfica o una máquina de escribir,
que debían estar cercanas a nuestras manos. La opinión sentenciosa del Comandante en Jefe surgió luego que
indagó ¿cuál era la situación? Luego que se deslizaron puntos de vistas entre
el público, sobre los temas materiales en el gremio de la prensa.
La
situación tuvo una respuesta bien acogida, pues Fidel nos definía:
“Nosotros estamos seguros de que nuestra prensa y nuestro periodismo, al igual que la Revolución, tendrán en el futuro un gran porvenir, y que el trabajo de nuestra prensa revolucionaria será cada vez más importante, más decisivo, en la medida en que nuestro pueblo será —como decíamos— cada vez más exigente”
Aquella
noche de marras, 25 de noviembre de 2016, en funciones de internauta revisaba habituales
páginas a favor de la Revolución y, por supuesto, informaciones en la red
mediática que olía a azufre -- parafraseando al amigo Hugo Chávez-- en franco
enfrentamiento al ejemplo de los cubanos y su modelo para un socialismo
próspero y sustentable.
Otra
vez textos y fotos en la pantalla del monitor, como decenas de veces
anteriores, anunciaban el fallecimiento del Líder Histórico de la Revolución. Y
como un knock out
fulminante de Teófilo Stevenson
reaparecía, sonriente, con nuevas ideas
y fotos de amigos, para dejar al desnudo a El Nuevo Herald, El País, ABC…entre
otros paladines de la mentira.
Sin
embargo, Telesur difundía la noticia, con su objetividad insoslayable. Llamé a
la directora del telecentro. Triste confirmación: “si estas en línea, difunde la
noticia a esta hora hay pocos medios cubanos conectados…En minutos habrá una
intervención de Raúl. Desperté a mi esposa, invaluable colaboradora en coberturas
especiales, para que encendiera la televisión y la radio.
En
la televisión cubana anuncian la proximidad de una alocución de Raúl
"Con
profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los amigos de
nuestra América y del mundo que hoy, 25 de noviembre del 2016 a las diez y 29
horas de la noche, falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana,
Fidel Castro Ruz. En cumplimiento de la voluntad expresa del compañero Fidel,
sus restos serán cremados en las primeras horas de mañana sábado 26.
Las horas
posteriores fueron intensas en los preparativos para la cobertura periodistica
del cortejo fúnebre, desde La Habana hasta Santiago de Cuba. Y luego una
avalancha de textos, crónicas, fotos, videos inundó las páginas impresas y
digitales, los espacios televisivos y radiales. Difícil fue acopiar todas las
muestras de dolor, sentimiento, gratitud de cubanos de todas las edades, razas
y creencias.
Cada
quien despedía a Fidel a su manera y generalizaba el compromiso de seguir por
el camino correcto que previó tu visión
crítica durante 63 años para rectificar errores, avanzar en todos los sentidos
y reforzar los valores de las futuras generaciones en una sociedad perfectible,
pero siempre con todos y para el bien de todos.
La lucha continua. La unidad
del pueblo junto al Partido y la Revolución no se agrieta, porque todos somos
Fidel.
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