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viernes, 13 de septiembre de 2013

RENÉ GONZÁLEZ: “CUATRO HIJOS DE ESTA TIERRA LANGUIDECEN EN PRISIONES NORTEAMERICANAS POR EL CRIMEN DE DEFENDER LA VIDA HUMANA”

http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2013/09/12/en-fotos-concierto-por-los-cinco-2/
Palabras pronunciadas por René González Sehwerert, Héroe de la República de Cuba, en el concierto: ¡Por nuestros Cinco Héroes, 15 años de injusticia basta! en la Tribuna Antimperialista José Martí, el 12 de septiembre de 2013, “Año 55 de la Revolución”.
Cuatro hijos de esta tierra languidecen en prisiones norteamericanas por el crimen de defender la vida humana. Por resguardar nuestro derecho a la tranquilidad y a la existencia. Sus voces nos llegarán hoy desde sus encierros y lo harán libres de odios y rencores. Nos traerán esa alegría de vivir que les hizo asumir este sacrificio en primera instancia. Nos recordarán que sus espíritus no pueden ser quebrados por todo el encono que el gobierno más poderoso de la historia humana ha dejado caer sobre ellos. Se les castiga con tal saña porque —parafraseando a un poeta— emiten una luz que para sus acusadores resulta insoportable.

Ellos no vinieron de otro planeta. En estas calles dieron sus primeros pasos y disfrutaron de la maravilla de sus primeras letras. Absorbieron aquí de sus padres el alma y la historia de nuestros antepasados. Aquí amaron y fueron amados. Fueron, como muchos de ustedes, jóvenes que aquí gustaron de un concierto. Sólo que cuando fue preciso dieron el paso para proteger todo eso, y cuando fue aún más preciso dieron a sus fiscales una lección moral imperdonable. Y ha sido por eso todavía más preciso que soporten todo ese rencor; pero lo han hecho con altura, con el corazón ligero, con una sonrisa en los labios en los momentos más difíciles.

Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando son esta noche los presos de nuestra felicidad; pero pudieron ser hoy cualquiera de ustedes tal y como cualquiera de ustedes pudo estar en su lugar. Ellos vibrarán con cada nota de este concierto. Junto a los corazones de ustedes los suyos palpitarán a la magia de la música. La felicidad de ustedes será la felicidad de ellos, porque ha sido y es esa felicidad alimento de sus almas, fuente de su resistencia y razón primera de su sacrificio.

Pero siguen presos. Privados de todo lo que es suyo. Arrancados de entre nosotros por un odio irracional. Y, aunque ellos nos convocan a la felicidad, no debemos olvidarlo porque de ella siguen siendo los presos. Y cuando la música cese y regresemos a la cotidianeidad, no podemos nunca dejar de pensar que les debemos y nos debemos el traerlos de vuelta a casa, y nos debemos todos el regalo de ese enorme concierto conque habremos de celebrar su regreso a la libertad.

Muchas gracias
(Ovación.)

jueves, 12 de septiembre de 2013

A LA CONCIENCIA DEL MUNDO Y AL PUEBLO NORTEAMERICANO

Hace hoy 15 años, el 12 de septiembre de 1998, que la brutalidad de cinco arrestos simultáneos irrumpió en nuestros hogares para dar comienzo a uno de los capítulos más bochornosos de la historia legal norteamericana: El juicio contra quienes hoy somos conocidos por Los Cinco.

El arresto y juicio de Los Cinco quedará para la historia como uno de los más ignominiosos y viles episodios de las relaciones entre Los Estados Unidos y Cuba. Meses antes, tras la intermediación del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, se habían abierto las puertas a una significativa cooperación entre ambos países en la lucha contra el terrorismo. En junio de ese año, una delegación del FBI visitó a Cuba y tras recibir copiosa información sobre las actividades terroristas organizadas impunemente contra la isla desde Miami, prometió a su contraparte cubana que tomaría acciones al respecto.

Dando un golpe bajo el gobierno de William Clinton, en lugar de arrestar a los terroristas, arrestó y llevó a sus tribunales a quienes estábamos recogiendo información para evitar el daño que estos hacían a la población cubana. El sistema judicial norteamericano fue utilizado abiertamente como un medio para proteger a los terroristas y en una atmósfera de linchamiento fuimos llevados frente a un jurado amedrentado. Crueles condiciones de confinamiento se utilizaron para quebrarnos, y para impedir que preparáramos una defensa adecuada. La mentira se adueñó de la sala.

Evidencias fueron adulteradas, dañadas o suprimidas. Las órdenes de la jueza fueron abiertamente burladas. Los terroristas citados como testigos por la defensa fueron amenazados en público con la cárcel si no se acogían a la Quinta Enmienda contra la autoincriminación. Expertos y oficiales del gobierno norteamericano justificaron o desdeñaron abiertamente el daño que los terroristas hacen a Cuba. Todo esto frente a una prensa que optó por mantener en la más absoluta ignorancia al pueblo norteamericano, mientras la sede del juicio era bombardeada inmisericordemente con un barraje de propaganda en contra de los acusados.

El 8 de junio de 2001 un jurado que llegara al punto de quejarse de su miedo al acoso de la prensa local ─que, luego se revelaría, había sido pagada profusamente por el gobierno norteamericano─ nos declaró culpables de todos los cargos, incluyendo uno respecto al que los fiscales, en moción de emergencia al tribunal de apelaciones de Atlanta, habían reconocido que a la luz de las pruebas aportadas no sería posible lograr un veredicto de culpabilidad.

La deplorable conducta de los fiscales, jueces y del gobierno norteamericano en este caso no son un accidente. Es imposible comportarse éticamente cuando por un fin en que se mezclan el odio político con la arrogancia personal y la venganza se levantan cargos cuya defensa solo puede hacerse con la burla a las leyes, la prevaricación y el abuso del poder. El círculo vicioso que se iniciara con la decisión política de abrumarnos de acusaciones ─las más serias totalmente fabricadas─ para obligarnos a transigir, no podría sino redundar en una conducta cada vez más despreciable por parte de los fiscales.

Pero no transigimos, porque un despliegue de fuerza bruta no implica la posesión de la moral por parte de quien la ejerce. No transigimos, porque el precio de mentir para satisfacer las expectativas de los fiscales nos pareció demasiado degradante. No transigimos, porque el implicar a Cuba ─la nación a la que estábamos protegiendo─ en acusaciones falsas para engrosar un expediente del gobierno norteamericano contra la isla hubiera sido un imperdonable acto de traición al pueblo que amamos. No transigimos, porque aún los valores humanos, para nosotros, son algo preciado sobre lo que descansa la transformación del hombre en una criatura mejor. No transigimos, porque implicaba renunciar a nuestra dignidad, fuente de autoestima y amor propio para cualquier ser humano.

En lugar de transigir optamos por ir al juicio. Un juicio que de haber sido reportado hubiera puesto en cuestión no solo este caso, sino al sistema federal de justicia de Los Estados Unidos. Si el conocimiento de lo que ocurrió en esa sala de justicia no hubiera sido escamoteado al pueblo norteamericano al que nunca causamos, o intentamos causar, el más mínimo daño, hubiera sido imposible montar el circo romano en que se tomó esa parodia de juicio.

Han transcurrido ya quince años en los que el gobierno norteamericano y el sistema de justicia de ese país han hecho oídos sordos al reclamo de los organismos de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, varios premios Nobel, parlamentarios o parlamentos en pleno, personalidades e instituciones jurídicas y religiosas. Solo el levantamiento de ese otro bloqueo, el que se ha impuesto al pueblo de Los Estados Unidos para que lo desconozca, haría posible la esperanza de que se ponga fin a esa injusticia.

Hoy la isla de Cuba amanecerá colmada de cintas amarillas. Será el pueblo cubano el protagonista de este mensaje, que apela a un símbolo que se ha hecho tradición para el pueblo de Los Estados Unidos. Será un enorme reto para quienes se han empeñado con tanto éxito en silenciar este caso, en negarse ahora a informar al mundo de este hecho probablemente inédito: que un pueblo entero ha engalanado su país para pedir a otro que exija de su gobierno la liberación de sus hijos injustamente encarcelados.

Entretanto, Los Cinco seguiremos siendo merecedores de este masivo despliegue de cariño; seguiremos siendo dignos hijos del pueblo solidario y generoso que lo protagoniza, y del apoyo de quienes alrededor del mundo se han unido a nuestra causa; seguiremos denunciando esta injusticia que dura ya 15 años y nunca cederemos, ni un ápice, en la ventaja moral que nos ha permitido resistir y aun crecernos mientras soportamos todo el peso de un odio vengativo por parte del gobierno más poderoso del planeta.

Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René

martes, 10 de septiembre de 2013

LOS LAZOS AMARILLOS EN MI FAMILIA


Early in the morning my daughter came home with a ribbon of yellow tape,
 "Look Pipo for you to put in your bag before you go to work."

Temprano en la mañana mi hija Bárbara llegó a la casa con un lazo de cinta amarilla: “Mira Pipo para que lo pongas en el bolso antes de que vayas al trabajo.” Unos buenos días inusuales que llenó mi pecho de satisfacción, tanto como la sonrisa que acompañó al gesto de esta también colega de la prensa.  No es nada nuevo que en mi familia hechos como el narrado en relación con los cinco cubanos que sufren injustas condenas en los Estados Unidos, por luchar contra el terrorismo similar que causó la lamentable jornada del 11 de septiembre para el pueblo norteamericano. Tengo un hijo mayor, Gilberto, enfermero intensivista, que recién culminó  la colaboración en Venezuela, y  que inscribió a su hijo menor con el nombre de Gerardo. Ya el pequeño de ocho años de edad  explica que es el nombre de uno  de los cinco héroes que no ha tenido hijos. Cuando en  una familia cubana existe tal sentimiento de solidaridad, ¿cómo no será el reclamo de todo un pueblo para poner fin a quince años de injusticias?


viernes, 6 de septiembre de 2013

FALLECE MIGDALIA UTRERA PEÑA, TRISTE PÉRDIDA PARA LA PRENSA CUBANA


 La prensa en Ciego de Ávila está de luto, por el fallecimiento este viernes de Migdalia Utrera Peña, directora del semanario Invasor, debido a una enfermedad respiratoria, según el reporte médico del hospital provincial Antonio Luaces Iraola.

Con 52 años de edad y licenciada en Periodismo, Utrera Peña llevaba más de dos décadas en la profesión; al morir, dirigía el órgano oficial del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba y también la versión digital de este medio de comunicación.

Dedicó al periodismo toda su vida laboral, esfera a la que se vinculó desde las aulas universitarias, las prácticas docentes y el servicio social, período en el cual mostró sagacidad como soldado de la prensa, hasta asumir la responsabilidad de guiar el colectivo.

Héctor Paz Alomar, compañero de trabajo, destacó de Utrera Peña su defensa de la prensa revolucionaria, humildad y sencillez, cualidades que la hicieron merecedora de la confianza de quienes la rodeaban y también de colegas de otras provincias.

Fue delegada al VII y al IX Congresos de la Unión de Periodistas de Cuba y recibió múltiples reconocimientos por su labor.

Su sensible pérdida física es un duro golpe para condiscípulos y el resto de los profesionales del sector en Ciego de Ávila.

(Con información de la AIN)

jueves, 5 de septiembre de 2013

CUBA: LAZOS AMARILLOS EN FAVOR DE LA LIBERTAD DE LOS 4 CUBANOS PRESOS INJUSTAMENTE EE.UU


Por Pedro M. Otero Cabañas (tomado de radio Habana Cuba)

El caso de los cubanos presos en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo es un ejemplo de las mayores paradojas en las que se entrampa el gobierno norteamericano. Desde hace 15 años 4 revolucionarios cubanos se mantienen encarcelados en ese país acusados falsamente de espionaje. Un quinto fue liberado tras cumplir 13 años de prisión, más la mitad de una sanción de tres años de probatoria. Hoy se encuentra en Cuba. 

La historia es conocida. Se infiltraron en los grupos fascistas anticubanos  radicados en Miami con el fin de impedir nuevas acciones de esa mafia recalcitrante contra la Revolución y el pueblo de Cuba. La paradoja consiste en que Washington no cesa de abanderar campañas contra el terrorismo en todo el mundo, mientras reprime y encarcela a quienes han demostrado ser genuinos luchadores contra ese flagelo. 

El caso de los 5, como se conoce internacionalmente, gana cada vez más espacio mediático. Sin embargo, aún este resulta insuficiente, sobre todo en Estados Unidos, cuya opinión pública conoce poco de la historia de estos patriotas cubanos.

 Por eso este jueves comenzó en Cuba una nueva jornada por la liberación Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, los 4 cubanos que aún permanecen en injusta prisión. La acción solidaria se extenderá hasta el próximo día 12, cuando se cumplen exactamente 15 años del arbitrario arresto.

La jornada tendrá un botón que la hace diferente a otras anteriores. A instancia de René González, el quinto antiterrorista, ya liberado tras cumplir su condena, ese día los cubanos portarán un lazo amarillo en alguna parte de su ropa o de su cuerpo. Para el pueblo estadounidense se trata de un símbolo conocido. Es un mensaje de esperanza y aliento para aquellos que esperan el regreso de un ser querido preso o alejado de los suyos por cualquier otra circunstancia.

Varios países han reactivado asimismo sus comités de solidaridad con los cubanos presos, y se sumarán con acciones similares y otras al reclamo ya universal de libertad para ellos. Entre las acciones pro excarcelación figura el envío de cartas con ese reclamo al presidente Barack Obama.

Entre los cubanos la idea del lazo amarillo ha prendido con mucho entusiasmo. Los cubanos hemos hecho de la causa de los antiterroristas presos un asunto de dignidad nacional. Tal vez en esta ocasión otros oídos escuchen el reclamo a favor de su libertad y sumen nuevas voces al concierto internacional que exige de Washington la libertad Inmediata de esos héroes cubanos. Y quizás sea esta jornada en ocasión del  15 aniversario de su encarcelamiento arbitrario el umbral de su regreso definitivo a la patria.