Ernesto
Pantaleón Medina
Me permito
parafrasear al héroe del Camagüey, el mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz,
cuando en medio de las convulsas jornadas del comienzo de la guerra de 1868,
la iniciadora de nuestras gestas independentistas, exclamó en un lugar conocido
como el Paradero de las Minas:
¨Basta ya de
cabildeos y de torpes dilaciones…¨
Y a renglón
seguido, de la manera directa en que siempre actuó, convocó a los presentes en
la reunión a eliminar de raíz las medias tintas con que algunos pretendían
disfrazar o bien su cobardía, o el secreto acuerdo con el enemigo español.
Palabras del canciller Brupo Madilla en la Asamblea General de la ONU
Palabras del canciller Brupo Madilla en la Asamblea General de la ONU
Demoledoras
como una carga al machete fueron las palabras del hombre a quien Martí llamara
¨diamante con alma de beso¨, el mismo que ante las carencias y dificultades que
afrontaban las tropas, ratificó a la vergüenza como la mejor de las armas.
Hoy, cuando
en las Naciones Unidas se realizó la votación para aprobar la Resolución Cubana
contra un bloqueo tan cruel como ilegal e inútil, conviene recordar aquellas
encendidas frases, y hacer algo de historia.
La primera
declaración fue aprobada por la ONU en
1992, y consecutivamente la han seguido otras 25, todas con un casi absoluto
respaldo a la pequeña isla que desde hace más de medio siglo hace tenaz
resistencia al Goliat de estos tiempos…los votos en contra ya se conocen de
antemano: Estados Unidos y su fiel mascota, Israel.
En cada
oportunidad, han sido tan numerosos como fundamentados los argumentos que han esgrimido representantes del mundo
para condenar el bloqueo.
Pero, como
dice el poeta y cantautor cubano Silvio Rodríguez ¨el señor de los cañones no
mira al cielo ni escucha…¨.
¿Quién queda
aislado y en desairada posición ante todas las naciones?
La respuesta
resulta obvia en extremo, y me recuerda que precisamente posturas ajenas a toda
tolerancia, al mínimo entendimiento y
desprovistas de todo respeto, como la que aplica en su diario accionar
desde hace décadas la primera potencia,
han puesto a la patria de Lincoln como desnuda ante la mirada de todos, porque
su actitud es ¨contra todas las banderas¨, como el antiguo filme de aventuras.
Ese actuar
irracional, abusivo y violento, hostil a todo y a todos contribuye (¿por qué no
pensarlo?) a añadir leña al fuego del terrorismo que intenta devorar como un
cáncer al mundo civilizado.
La posición
de gendarme asumida por Washington, que se comporta como un guapetón de barrio,
o como el clásico pistolero de los ¨westerns¨, solo recrudece la violencia en
todos los continentes.
Porque allí
donde tiras piedras y profieres amenazas, no recogerás flores, y por desgracia,
tan dura e irrebatible realidad arrastra a muchos por una peligrosa pendiente.
Basta
entonces de esa política obsoleta, criminal y que se ha demostrado hasta la
saciedad, no cumple su objetivo, porque sencillamente Cuba no se rinde.
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