Por José Gilberto Valdés
Yo quiero estar contigo en el 26 de Julio, la Navidad, el Año Nuevo, y hasta en las celebraciones
tradicionales como el San Juan a la camagüeyana. En la irrigación colectiva de
los buenos deseos en esa fecha, sin embargo, tocamos a menos.
Por tal razón, entre las preferencias personales está el
beso diferente al despertar en los últimos cuarenta amaneceres del 14 de
febrero. Sólo compartido entre nosotros, tocamos a más.
Cierto que en tus cálculos, contadora al fin, pueden existir
ocasiones de ausencia justificada por troques de mi profesión en un sentido de
la vida que has compartido a dos manos, aunque en la distancia presentía a tu
corazón afligido por cosas grandes o sencillas en esos momentos. Te confieso
que sentía lo mismo.
En las buenas y las malas, no puedes negar tu paciencia con
mi carácter extrovertido, las sutiles maniobras de concordancia, y el
optimismo hasta la médula que te arrastró hasta la aventura de un viaje con
mochila y dos pequeños agregados. Todo nos salió bien.
¿Sabes lo que más aprecio de ti?: la facilidad con la que
tiras por la borda mis simulacros de comportamiento huraño, con o sin motivo y la
desarmonía.
Yo también tengo mi táctica, aprehendida en las
lecturas de un “amigo” común, Benedetti,
el uruguayo:
“…mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible”
No hay comentarios:
Publicar un comentario