Por José Gilberto Valdés
El bloqueo de los Estados Unidos de América contra Cuba
persiste, al cabo de 60 años. Tal parece un remake del microrrelato del
escritor guatemalteco Augusto Monterroso: “Cuando
despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Lo cierto es que tan prehistórico como aquellos gigantescos
saurios resulta en la actualidad el cerco económico, comercial y financiero que
el imperio del norte ha extendido contra la Mayor de las Antillas desde abril
de 1960.
La llamada Ley de Comercio con el Enemigo, un añejo estatuto
de 1917, ha permitido desde entonces a los sucesivos gobernantes estadounidenses
sostener esa agresión no literalmente militar, pero igualmente destructiva,
contra la soberanía de nuestro pueblo.
Los intentos de asfixiar al pueblo cubano son manipulados
por los Estados Unidos con el eufemístico: embargo, con el fin de engañar a la
opinión mundial.
Se calcula que siete de cada diez cubanos han nacido y viven
bajo los rigores de la estrategia antisoberana, desde el momento en que entra a
la escuela, es atendido en un centro de la salud, por cierto, servicios
enteramente gratuitos, hasta cuando pretende con su noble sudor e inteligencia
el desarrollo de la economía y el libre comercio con otros países.
VER TAMBIEN #NoMasBloqueo
https://youtu.be/z8rGA1MS7MI
Las acciones genocidas contra el pueblo de la mayor de las
Antillas, se han incrementado con la presencia de Donald J. (jo…) Trump al
entrar en vigor los títulos III y IV de la Ley Helms Burton, que estaban en
suspenso – como la espada de Damocles --- desde el año1996.
BLOQUEO Y PANDEMIA
Por otra parte, desde el pasado mes de marzo los contagios
de viajeros y visitantes con el nuevo coronavirus que ya se extendido por 180
países, Cuba había cambiado radicalmente en muy pocos días. Sobre el tema, el
periodista cubano especializado en temas económicos Ariel Terrero, señala que
el riguroso plan gubernamental para sobrellevar la pandemia del COVID-19,
aumentaría gastos presupuestados.
El presupuesto de Cuba para el año 2020 se incrementó en su
cuantía respecto al período anterior, y alrededor del 28 por ciento de los
gastos --unos 12.700 millones de pesos- se destinaban a la salud, por lo tanto,
es previsible una mayor erogación para ampliar su eficacia en el enfrentamiento
a la enfermedad respiratoria.
La incógnita de su efecto en la economía cubana se acrecienta,
pues junto a la situación coyuntural para obtener combustible, ahora han desaparecido
los turistas, se han visto restringidas las inversiones extranjeras (representan
alrededor de dos mil millones de dólares), solo se mantienen producciones y
servicios fundamentales, mientras se han puesto en prácticas medidas como “quédate
en casa” y otras estrategias de salud que atañen a todos los pobladores de la
Isla.
Paralelamente, el Presidente de la República, Miguel
Díaz-Canel expresó como el asedio norteamericano impidió la llegada a la Isla
de material médico, como la donación de insumos de la fundación china Alibabá,
para combatir la COVID-19.
Según denunció en la red social Twitter el canciller cubano,
Bruno Rodríguez Parrilla-- constituye «el impedimento fundamental para adquirir
medicamentos, equipos y material requerido para enfrentar la pandemia»
No obstante, el rigor con se aplican las medidas del bloqueo
de los Estados Unidos no ha podido doblegar a las cubanas y los cubanos con el
desencanto y el desaliento que supuestamente provocarían las limitaciones
económicas de ese plan injerencista, el más prolongado que se conoce en la
historia moderna.
Algún día, señor Monterroso, los cubanos despertarán y el
dinosaurio no estará allí.
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