Por José Gilberto Valdés
Cada 21 de setiembre es el “Día Internacional
de la Paz”. Se trata que al iniciar otoño en el hemisferio norte del planeta Tierra, se fortalezcan los
ideales en cada nación y pueblo. Este
año el tema propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) fue: “Juntos por la paz: respeto, seguridad y
dignidad para todos” (Together for peace: respect, safety and dignity for all).
¿Se ha luchado por la paz como el deber más
sagrado de todos los seres humanos?
Podría imaginarse un día ideal, sobre la base
de fragmentos de una antológica canción de Silvio Rodríguez.
Un hombre se levanta
temprano en la mañana,
se pone la camisa
y sale a la ventana.
Entretanto, escucha las noticias de la radio.
Nada se relaciona con los cuchillos y artefactos explosivos de quienes han trastocado
las lecturas del Sagrado Corán y
siembran la muerte de militares y civiles. No hay misiles sobrevolando
fronteras. Se combate la hambruna y la sed.
Puede estar seco el día,
puede haber lluvia o viento,
pero el paisaje real
-la gente y su dolor-
no lo pueden tapar
ni la lluvia ni el sol.
Tiene tiempo aún para leer los titulares de
los periódicos. No han aparecido los restos de un hombre, una mujer o,
lamentablemente, un niño en una playa que en modo alguno pertenece a la tierra
patria, que los vio nacer, crecer. No hay referencia a la retórica disparatada
de un gobernante que se cree dueño del mundo, ampara una élite social y no hay
respecto con nada, ni con el clima. No hay satélites ni drones espías y mucho
menos soldados invasores, que descubrieron otros puntos geográficos en el mapa.
Ya se vive en un estado de seguridad para todos, no importa raza o credo.
O se ama para siempre,
o ya se pierde todo.
Se deja de jugar,
se deja de mentir,
se aprende que matar
es ansias de vivir.
En la noche, el hombre frente al televisor no
ve imágenes de destrucción o conflictos, tampoco difunden detalles de las
víctimas de homicidios: medio millón de personas al año y que un total de 175
millones de personas viven en situación de pobreza. No se habla de drogas –producción
y contrabando—o del alcoholismo, que acaba con la salud del hombre.
Un hombre se levanta
y sale a la ventana
y lo que vé decide la próxima mañana.
y decide salir
a perseguir el sol.
La realidad es otra. Tiene que enfrentar un
inventario de hostilidades que amenazan la Humanidad. Europa en el transcurso
del año 2017 ha sufrido 19 atentados terroristas. Las bombas nucleares penden
de un hilo. Las guerras enriquecen a empresas internacionales, fabricantes de
armas. La violencia en mayor o menor grado intoxica a las personas en cualquier
rincón de la Tierra.
Hay un camino legado por Fidel semanas antes
de su desaparición física: “Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos
los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento,
el color de su piel, su edad adulta o su juventud.”
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