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lunes, 26 de mayo de 2014

JESÚS SUÁREZ GAYOL PRESENTE EN TODO TIPO DE LUCHA



Por José Gilberto Valdés
En la década del  50, el ambiente bucólico de la añeja ciudad del Camagüey,  en ocasiones se tornaba inquietante por la presencia de un muchacho rubio, de mediana estatura y complexión fuerte, convertido en alumno ejemplar de la asignatura de revolucionario. Así es el Jesús Suárez Gayol que recuerdan los compañeros de clase.
Aunque había nacido el 24 de mayo de 1936 en el poblado de Manatí (Provincia de Las Tunas) gran parte de su vida transcurrió en la villa camagüeyana de tejas y enmarañado trazado de las calles, enclavada  en la parte centroriental de la Isla.

Poco antes de partir hacia el destacamento internacionalista del Che en Bolivia, escribió a su madre, el 2 de diciembre de 1966: “Cuando se es revolucionario verdadero, se siente la necesidad de servir a la Revolución desde los lugares más difíciles, en los puestos de vanguardia”.

Ese es el sentido que le dio a su vida este hijo de asturianos radicados en Cuba.
Amante de la ideas de José Martí no le fue difícil a este joven abrazar la lucha revolucionaria emprendida por Fidel y la Generación del Centenario al asaltar el cuartel Moncada, bastión de la dictadura de Fulgencio Batista, el 26 de julio de 1953.
Jesús Suárez Gayol asciende en su condición de revolucionario y se convierte en un  líder de sus compañeros de estudios en el Instituto de Segundo Enseñanza. Entre huelgas, mítines y golpizas de los esbirros batistianos, hay acciones que sobresalen como el develamiento de una foto del mártir Abel Santamaría, acto inédito en un plantel estudiantil cubano de la época.
Los trajines de la lucha lo convierten en uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio en la provincia. Nada lo detiene en su intransigencia revolucionaria y posteriormente, como estudiante en la Universidad de la Habana recibe su bautismo de fuego en una manifestación contra la dictadura.
 En el año 1957 ya es combatiente clandestino, con una veintena de años de edad, y se ve obligado por la represión del régimen a marchar a los Estados Unidos y, un año después, en México se enrola en una expedición revolucionaria. Primero cumple misiones en Pinar del Río, en el occidente de la Isla, y luego marcha

hacia centro del país, a Las Villas, donde el Comandante “Che” Guevara lo recibe en las fuerzas invasoras del Ejército Rebelde.
Con el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, al capitán Jesús Suárez Gayol se le ve en otro tipo de lucha: garantizar la economía en una naciente sociedad popular, socialista, y asume tareas desde director de empresas alimentarias y de recursos minerales, hasta viceministro de la Industria Azucarera.
En 1966 recibe  la ansiada noticia. El “Che” lo convoca para el destacamento guerrillero internacionalista en Bolivia.
En la carta de despedida a su madre, a quien solía decirle que era su “Mariana Grajales” subraya:

 "(...) sé que mi madre es una revolucionaria en toda la extensión de la palabra y aunque sufra, porque eso es inevitable, en el fondo de su corazón aprueba esta decisión mía y se siente orgullosa de su hijo."

La primera sangre cubana derramada en territorio boliviano fue la del “Rubio” Jesús  Suárez Gayol, el 10 de abril de 1967.

domingo, 18 de mayo de 2014

MARTÍ, LA CARTA INCONCLUSA Y EL IDEARIO PERPETUO



Por José Gilberto Valdés

“Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…”
La absoluta vigencia de estas ideas escritas por José Martí en el campamento mambí de Dos Ríos, el 18 de mayo de 1895, permite considerar que más que una carta inclusa a su amigo Manuel Mercado el texto atesora el testamento político del insigne patriota, quien cayó en combate un día después.

Nunca antes había expresado de tal manera su pensamiento político en las más de 140 misivas dirigidas al mexicano que consideraba su hermano queridísimo y una especie de confesor.

Los historiadores afirman que para Martí esos días en Cuba eran satisfacción personal y de sentirse útil, tras su estancia en República Dominicana, donde junto a Máximo Gómez (dominicano y destacado jefe militar y estratega en la Guerra de los Diez Años) aprobó en marzo de 1895  el programa de acción política y militar “Manifiesto a Cuba del Partido Revolucionario”.

En abril del propio año, el Delegado del PRC había expresado su dicha tras el desembarco en la costa oriental de la Isla, cuyos montes y montañas vibraban desde el 24 de febrero por la nueva clarinada en la contienda contra el colonialismo español.
 
Una nueva etapa en el camino por la libertad se había iniciado, gracias a los ingentes esfuerzos por difundir y organizar el proyecto de la Guerra Necesaria y unir a los experimentados mambises con los pinos nuevos ansiosos de darlo todo por la Revolución.

La histórica carta que amplió concepción martiana sobre cómo debían organizarse las estructuras de poder de la Revolución fue interrumpida el 18 de mayo  por la llegada del general Bartolomé Masó a la zona del campamento de Dos Ríos. 

Al día siguiente, la tranquilidad del campamento se altera por el aviso de la presencia de fuerzas españolas. Comienza el combate y Martí se suma en una infausta carga contra las líneas enemigas. Cae de cara al sol, en la confluencia de los ríos Cauto y Contramaestre. 

La carta inconclusa  fue encontrada por soldados españoles junto a otros documentos cuando registran los bolsillos de la chaqueta del cadáver de Martí y luego la entregaron al jefe de la columna ibérica, coronel José Ximénez de Sandoval.

Gonzalo de Quesada y Aróstegui incluyó la misiva en la primera edición de las obras de Martí, a inicios del siglo XX, tomándola del facsímil que, a su vez, había reproducido el oficial y escritor español Enrique Ubieta en su libro cronológico sobre la Revolución Cubana. Su original se considera hoy desaparecido.

Tras la muerte del líder revolucionario prosiguió a sangre y fuego la lucha independentista, sin embargo los objetivos fueron truncados precisamente por la intervención yanqui en el desenlace de la contienda. 

Faltaría un largo camino por recorrer hasta el 1 de Enero de 1959, cuando el triunfo de la Revolución popular y antiimperialista Cubana completa el texto de la carta.


Fuentes:
www.somosjovenes.co.cu
www.lajiribilla.co.cu
narciso.bloguea.cu


POR FAVOR, NO DAR MAS VUELTAS A LA TUERCA DEL SECRETISMO




El comportamiento del “secretismo” en las autoridades de salud locales, apuntado por el periodista Omar George Carpi, no es privativo de  Cienfuegos. Unos 330 kilómetros al nordeste de la Perla del Sur, en la ciudad de Camagüey, tal embrollo se aprecia al  abordar el tema de la enfermedad en un programa televisivo, con una especie de que diga pero no digas, en tanto la famosa agenda pública está cargada de opiniones sobre la enfermedad, cantidad de pacientes en  salas con atención especial en los hospitales y el ir y venir de centenares hombres y mujeres de la campaña antivectorial contra el mosquito.

La afirmación de los especialistas seleccionados para el tratar el tema es que la población no tiene  percepción del riesgo. Cierto, pero cómo ilustrar la magnitud del suceso. ¿Cuántas personas por cada mil habitantes contraen la dolencia, sobre todo por  la negligencia humana, además de condiciones ambientales propicias, sobre todo ahora en el verano, para la reaparición del Aedes agypti?.

Hay que olvidarse de temas tabúes. Sin artificios, con sinceridad, para no perder la credibilidad de las autoridades ni la prensa revolucionaria. Al pan, pan y al vino, vino.

Más detalles en el artículo “OTRA VUELTA A LA TUERCA DEL SECRETISMO” del periodista cienfueguero Omar George Carpi, Premio Nacional de Periodismo José Martí, En su quehacer periodístico sobresalen coberturas internacionales como la corresponsalía en Angola, la misión médica en Nicaragua y la visita de Fidel al Vaticano.

¿Cómo se supone que comience un periodista un programa de televisión sobre una epidemia de dengue que azota a la comunidad en que vive y trabaja? ¿No es acaso ubicando a sus conciudadanos en la situación epidemiológica en que se encuentran?
Y como parte de esa elemental comprensión, ¿no es necesario que sus televidentes sepan cuántos casos de enfermos ya han sido diagnosticados? ¿Cuántos de ellos han fallecido? ¿Cuán complejo es su contexto pandémico en comparación con el de otras provincias?

Esta es la lógica del periodismo y del periodista, quien debe hacer a los decisores de políticas y funcionarios encargados de aplicarlas, todas las preguntas que cualquier persona les haría si tuviera la oportunidad de hacérselas.

Pero lamentablemente, sigue sin haber coincidencia entre las proyecciones de la prensa y las de algunas instituciones públicas. No nos ponemos de acuerdo y es la comunicación la que se resiente, a pesar de los discursos, los llamados al “cambio de mentalidad”, los congresos, las reuniones, los encuentros…
Cienfuegos atraviesa por una de sus peores epidemias de dengue. Y las autoridades de Salud del territorio se niegan a dar datos precisos y exactos a la prensa sobre la magnitud de la pandemia.

No les ha quedado más remedio que dar a la enfermedad el nombre que tiene, DENGUE, porque hace unos meses atrás, cuando se les preguntaba, hasta pretendían aludir a ella sin nominarla. ¿Surrealista, verdad?

Quizás si se hubiera sido entonces todo lo transparente que todavía reclamamos ser, no se estuviera cuestionando a la población la falta de percepción de riesgo que hoy es en parte responsable de la grave situación a la que se ha llegado: más de 2 mil casos diagnosticados desde el pasado mes de septiembre hasta la fecha. Por cierto, el único dato atribuido a una fuente oficial, a la que al parecer “se le escapó” en un programa de la radio local, el pasado 29 de abril.

Y no es que todo lo demás que también le interesa conocer a la población al respecto no sea importante. Creo que lo es, y mucho. La gente tiene que saber los síntomas de una enfermedad que mata y cómo se trasmite; la manera de prevenirla y reaccionar ante las primeras manifestaciones de la afección; la cuota de responsabilidad que comparten con las instituciones en función de mantener un ambiente de salubridad que impida el avance del mal.

Todo eso es importante saberlo. Pero no sin antes conocer qué sucede a su alrededor, por qué se adoptan medidas de emergencia y por qué el dengue tiene también una expresión estadística, más allá de las evidencias -siempre susceptible al rumor y a la alarma- de familiares, vecinos y amigos enfermos.

Quizás el tema vuelva a plantearlo –por enésima vez– en una próxima reunión de periodistas. O pensándolo bien, quizás me ahorre ese ejercicio, hasta ahora inútil entre cuatro paredes, para seguir denunciándolo y combatiéndolo desde espacios como éste, más abarcadores, más susceptibles de remover la vergüenza de los involucrados. 


(Tomado de Cubaperiodistas)

martes, 6 de mayo de 2014

¡ESE MUCHACHO ES UN SOLDADO!




Eliézer Reynaldo Otaiza Castillo (7-1-1965 /26-4-2014), ocupaba el puesto de  presidente de la Cámara Municipal de Caracas, cuando fue encontrado su cuerpo baleado y con signos de tortura. En dos ocasiones anteriores había burlado a la muerte: durante la intentona golpista del 27 de noviembre, cuando fue dado por fallecido en la acción, y luego en un accidente en motocicleta en el 2005.
 En su trayectoria política fue diputado que emprendió la lucha contra la corrupción, director de la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) --ahora Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)--, presidente del Instituto de Deportes de la Alcaldía de Libertador, y posteriormente  del Instituto Nacional de Tierras (INTI).
En sus “Cuentos del Arañero”, el Presidente Comandante  Hugo Chávez Frías lo describe de esta manera:

“Otaiza Castillo, este muchacho que está vivo gracias a Dios. ¡Ese muchacho es un soldado! El 4 de febrero no pudo hacer nada porque no le avisamos. Estaba lejos, en un curso. Regresó al país, al ejército y se puso a trabajar. Se metió una vez en la cárcel de Yare disfrazado de mujer, y se veía muy fea, por cierto. "¿Quién es esta negra grandota que entró aquí?" Otaiza disfrazado de mujer, en Yare, en una celda allá, y tuve que entrar yo y le dije: "¿Pero tú eres loco?". Era teniente activo, chico, y tenía un plan para sacarnos. Le dije: "No, ya va, un momentico", porque es un soldado combatiente y andaba encendido: "Mi comandante, lo vamos a sacar. Tenemos tres helicópteros". Y le dije: "No, no te pongas a inventar, que la cosa va bien. Aquí estamos tranquilos, sigan ustedes allá afuera". Al tiempo me entero que andan formando los grupos. ¿Quién podía parar eso? Era un río que se venía encima. El pueblo estaba encendido y los militares también. Nadie podía parar el 27 de noviembre.
Otaiza es un soldado que, con su sangre, regó las calles de Caracas el 27 de noviembre. Fíjate lo que hizo junto a otro muchacho que sí perdió la vida, entrando allá al Palacio. Ellos estaban en las inmediaciones de Fuerte Tiuna en la madrugada, esperando. No tenían comando de tropa porque andaban rebeldes y los tenían muy vigilados. Unas tropas del Fuerte Tiuna que iban a salir hacia Miraflores no salieron, porque algunos oficiales develaron el plan. Estos muchachos ven que sale el sol y no había tropas, estaban solos, solos con sus fusiles y una pistola. Decidieron, cual locos patriotas, irse al Palacio de Miraflores. Y le han entrado a plomo a las puertas de Miraflores. A Otaiza le dieron cuatro tiros de fusil en el pecho. Pero es un atleta, un hombre muy joven, con gran vitalidad. Lo dejaron por muerto. Él confiesa que sintió que se moría. Los médicos del Hospital Militar dicen que llegó clínicamente muerto. Pero le vieron alguna señal, tú sabes, de posible vida, y lo metieron al quirófano, y allí está Otaiza, chico.
Él pasó todos estos años estudiando, es doctor en ciencias políticas, un hombre muy inteligente. Después se recuperó tanto que fue a un mundial de natación y ganó, trajo su trofeo. Y ahora resulta que una madrugada de estas me dijo: "Mi comandante, quiero hablar con usted". Porque él estaba en mi caravana, fíjate tú, él estaba en seguridad, había hecho cursos especiales de seguridad y es comando. Me dijo: "Mi comandante, yo me quiero ir para la Constituyente". (*)

(*)Extraído de Cuentos del Arañero, de Hugo Chávez Frías.