Por José Gilberto Valdés
El 2012 es un año de
elecciones generales en Cuba. Sin algarabías propagandísticas, ni show
mediático. Paso a paso, los habitantes de la mayor de las Antillas renuevan o
ratifican desde la base a los representantes de su gobierno.
Este domingo 25 de diciembre,
se constituyeron por derecho propio las 168 Asambleas Municipales del Poder Popular por el mandato
de dos años y medio, con la presencia de los delegados de circunscripción
(concejales), nominados por sus condiciones y valores morales, y elegidos por
voto secreto de la inmensa mayoría de los cubanos mayores de 16 años.
En la reunión fundacional, los delegados
seleccionan el Presidente y el vicepresidente,
a partir de una candidatura que presenta una comisión integrada por representantes
de la Central de Trabajadores de Cuba, Comités de Defensa de la Revolución (organización
popular de vecinos), Federación de
Mujeres Cubanas, Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Federación
Estudiantil Universitaria, y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.
La primera vuelta de las
elecciones se realizó el 21 de octubre con la participación del 94 por ciento
de los electores a las urnas. La segunda vuelta para aquellos lugares donde los
candidatos no alcanzaron más de la mitad de los votos, afrontó la postergación
en el oriente de la Mayor de las Antillas por los daños causados por el huracán
SANDY. Esta fase se completó el domingo anterior.
Los delegados de la circunscripción,
considerada la célula básica de gobierno, rinden cuenta dos veces al año a sus
electores de la gestión para solucionar
o dar respuesta a los planteamientos de la comunidad, y suscita los debates
sobre la situación nacional e internacional.
Para muchos pueblos en el
mundo estos comicios son un referente sui generis de verdadero ejercicio de democracia, mientras
que para los déspotas propagadores del pluripartidismo el ejemplo del proceso
cubano constituye una amenaza al dominio insolente de las masas populares.
Los críticos del sistema
electoral en Cuba apelan a la inexistencia de varios partidos como una
insuficiencia. Antes del triunfo de la Revolución en 1959, la historia de
nuestro país registra la amarga experiencia de los candidatos de múltiples
tendencias políticas que nada aportaban para el bienestar de todos los
habitantes de la Isla.
En la fórmula de Gobierno de
nuestra sociedad socialista, el único partido, el Partido Comunista de Cuba, no
es una organización creada para fines electorales, por lo tanto no interviene en
los comicios, ofrece programas económicos y sociales a cambio de votos, ni
nomina candidatos.
Existe el antecedente histórico
de la lucha independentista de yugo español. En las guerras del siglo XIX no
existieron partidos políticos para escoger quienes ocupaban cargos de dirección
en la República en Armas (¿Qué le preguntó Oliver Stone a Fidel Castro? www.trabajadores.cu).
En el Gobierno que quieren
los cubanos tendrá próximamente otra
convocatoria a las urnas, en esa oportunidad para votar por los delegados a las
asambleas provinciales y los diputados a
la Asamblea Nacional del Poder Popular.
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