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domingo, 25 de abril de 2010

MI EXPERIENCIA ELECTORAL

Por José Gilberto Valdés
valdes@tvcamaguey.icrt.cu.


Miles de mujeres y hombres del archipiélago cubano se sumaron este domingo 25 de abril, a quienes cada día observan los colores del amanecer en los campos y poblaciones. Una nueva experiencia electoral se ponía en marcha cuando obreros y campesinos, profesionales e intelectuales, y pioneros de las escuelas secundarias básicas ocupaban sus puestos en los colegios electorales. Muchos también, a las siete de la mañana, se agrupaban en las puertas de los colegios para ser testigos de la apertura de las elecciones de los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Frente a ellos se mostraron las urnas vacías y fueron selladas con una representación del Escudo Cubano. Transparencia y patriotismo se conjugan en este ejercicio democrático.
Hasta la seis de la tarde, se multiplicarán la presencia de personas mayores de 16 años de edad quienes elegirán a los futuros representantes en la célula de Gobierno, que en nuestro país son las circunscripciones del Poder Popular.
No ha sido la primera vez que tengo en mis manos una boleta electoral. La primera fue en febrero del año l976, cuando apenas unidades de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola y combatientes internacionalistas cubanos habían liberado la céntrica ciudad de Bié. Allí se organizaron las votaciones por la Constitución de la República. Meses después en Cuba, mis vecinos me dieron el privilegio de integrar el dúo de camagüeyanos encargados de llevar a cabo las primeras elecciones.
Desde aquel momento he participado en las comisiones electorales en la comunidad. Puedo certificar entonces, que no he sentido la presión de partidos y propagandas para promocionar a un candidato. Todos los que he conocido salieron de asambleas con los residentes en el barrio. He visto crecer a adolescentes, que en nada adolecieron cuando acudieron a custodiar las urnas. Muchos de ellos son votantes hoy y observan con nostalgias a sus hijos en esas funciones.
Cada cubano ha contado desde entonces con un espacio privado, individual, para ejercer su voto secreto. Siempre las boletas válidas superaron el noventa y cinco por ciento del total. Con los dedos de la mano se pueden contar quienes por distintas razones, sobre todo personales, no acudieron a las citas para estas elecciones parciales, convocadas cada dos años, a nivel de municipio, como en las generales, que se celebran cada cinco años para elegir a los delegados provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Ninguno de los candidatos ofreció villas y castillas para, en definitiva, como en otros lugares del mundo, no cumplir con ninguna de las ofertas.
Sólo en ellos ha estado presente la convocatoria para juntos hacer avanzar el proyecto socialista cubano. Cada proceso electoral es una reafirmación, hoy matizada por el efrentamiento en el campo de las ideas, contra la campaña mediáticas de mentiras que ha orquestado el gobierno antidemocrático de los Estados Unidos y sus aliados , con el mismo traje, en Europa.

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